Luis Enrique Fácil
Huesca, 9 ago (EFE).- El estallido del chupinazo de las Fiestas de San Lorenzo 2024 desde la balconada principal del Ayuntamiento de Huesca ha desatado, bajo un sol despiadado, un huracán festivo en la ciudad que se prolongará sin descanso a lo largo de los próximos siete días.
Miles de jóvenes han esperado en la plaza consistorial, piel contra piel y en medio de temperaturas que superaban con mucho los 40 grados en ese microclima festivo, hasta que ha estallado el cohete, momento en el que todos han alzado al unísono los brazos al son de las charangas.
Una estruendosa explosión de alborotos gritos y de cientos de litros de vino ha sacudido una plaza convertida en una olla a presión incapaz de detenerse ya por nada y casi de albergar a un sólo ser humano más.
El disparo del cohete ha corrido a cargo, por elección unánime y sin discusión, de la hostelera oscense Alegría Blan, toda una institución en Huesca tras medio siglo detrás la barra del Bar Brasil.
Impulsada por los gritos que coreaban su nombre, Alegría, agitando los brazos con emoción para saludar, ha encendido el cohete que ha sacudido la ciudad.
Unos momentos antes, la concejala de Fiestas de Huesca, Nuria Mur, se ha armado de miles de decibelios para conseguir levantar su voz entre el algarabío ensordecedor de la fiesta y pronunciar un pregón para reivindicar la fiesta y reclamar diversión pero también respeto.
Unos decibelios de los que también se ha servido la alcaldesa de la ciudad, Lorena Orduna, que ha lanzado enfervorecidos gritos de 'Viva Huesca' y 'Viva San Lorenzo', y que han tenido su eco entre la multitud.
Al igual que el 'surdo', un instrumento de percusión de gran tamaño que es el corazón que marca el ritmo de las escuelas de samba durante el carnaval de Río de Janeiro, los bombos de las charangas de sonido metálico no han dejado de percutir para impulsar el movimiento de la cabalgata hacia el centro de la ciudad.
A la hora de iniciarse la cabalgata, el sol, saludado popularmente en Huesca como "Lorenzo", ha hecho que la temperatura alcanzara los 33 grados a la sombra, muy por debajo de los que se registraban en esos momentos entre el algarabío.
Las Fiestas de San Lorenzo, declaradas de Interés Turístico Nacional, dejan de lado durante unos días la actualidad política, pero no por ello olvidan burlarse de cuestiones locales y de los propios políticos municipales.
Al margen de estas cuestiones, la plaza consistorial ha sido una vez más el auténtico centro del universo para los oscenses y los aturdidos visitantes, como es habitual cada 9 de agosto a las 12.00 horas.
Minutos antes del chupinazo, las calles próximas al consistorio eran un hervidero de jóvenes que aprovechaban la espera para bañarse en vino y teñir sus camisetas de un rancio color rojo que, en ocasiones, alcanza en aspersión a transeúntes o paseantes.
Miles de personas han contemplado el colorido paso de carrozas, mairalesas y peñas, mientras los más jóvenes exhibían, ante las miradas divertidas de niños y mayores, sus rotas camisetas rojas, y se mojaban con las cataratas de agua que caían desde decenas de balcones a su paso.
Todo esto ante la mirada atónita y casi antropológica de decenas de turistas españoles y extranjeros llegados a la ciudad de forma casual, que no querían dejar de registrar cada instante con sus teléfonos móviles. EFE
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