Sandra Sánchez: "Cada 5 de agosto vuelvo a ver la final olímpica y echo una lagrimilla"

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Natalia Arriaga

París, 4 ago (EFE).- Sandra Sánchez celebra dos cumpleaños. Uno, el día de su nacimiento, el 16 de septiembre. Otro, desde hace tres años, la fecha en que se proclamó campeona olímpica de kárate en los Juegos de Tokio.

"El 5 de agosto me gusta sentarme y ponerme la final olímpica en la tele. Quiero volver a disfrutar de ese momento y todavía me pongo nerviosa cuando se va a levantar el árbitro a dar el resultado, pensando en lo que va a pasar", confiesa la considerada mejor karateca de la historia, campeona mundial y europea además de olímpica, ya retirada.

Revisar aquella final disputada en el Nippon Budokan, aquel kata 'Chatanyara Kushanku' que le dio el oro, le permite "vivir más despacio esas emociones".

"Y se me sigue cayendo alguna lagrimilla cuando lo veo, porque ahora es cuando empiezas a disfrutar de todo eso, que entonces pasó demasiado rápido", añade.

La fecha en la que se proclamó campeona olímpica coincide, además, con su aniversario con Jesús del Moral, su técnico y su pareja.

"Lo vamos a recordar siempre, porque ya es cumpleaños de aniversario, cumpleaños de medalla... Eso no se olvida nunca", dice la talaverana.

Los recuerdos de Sandra Sánchez de aquellas jornadas olímpicas proceden más de los vídeos o fotografías repasados con posterioridad que de lo experimentado entonces.

"Fue todo tan intenso, tantas emociones, tan rápido... Los días previos los viví con mucha tensión, no por competir sino por todas las pruebas del covid. Vivimos unos Juegos Olímpicos extraños. Y luego, de repente, todo explotó y conseguí esa medalla de oro. Por eso tengo algunos recuerdos que son borrosos y cuando veo vídeos digo, ay, sí, esto pasó. Pero allí no era del todo consciente", señala.

Aquella medalla de oro pasó por tantas manos que corrió el riesgo de estropearse.

"La llevé a mil sitios, a mil colegios. Empezó a estropearse un poquito el cordón de tanto tocarlo y ya la metí en una cajita para que la gente la pudiese ver, pero que no pudiera toquetearla tanto. Ahora está en casa, en un lugar especial. Con sus peluchitos de los Juegos Olímpicos para que todo el mundo que venga la pueda ver", dice la multicampeona.

"Yo quiero que la gente la pueda disfrutar, no quiero que esté encerrada en casa. Si hay que llevarla a algún sitio, yo la llevo y la comparto", asegura. EFE

nam/og

(vídeo)

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