Theresa Zabell: "Ganar los Juegos en casa es la triple carambola"

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París, 27 jul (EFE).- "Vas a los Juegos, consigues ganar y encima es en tu casa. ¿Qué más se puede pedir? Es la triple carambola".

Así recuerda su medalla de oro en los Juegos de Barcelona'92 la regatista Theresa Zabell, que cuatro años después de aquella victoria consiguió en Atlanta'96 lo que no ha logrado ninguna otra mujer española hasta la fecha: un segundo oro olímpico.

"Pero Barcelona es Barcelona. No solo por ser la primera, sino por ser en casa. Muy pocos deportistas tienen esa oportunidad", dijo a EFE la deportista, ahora entregada a la conservación de los oceános desde la Fundación Ecomar que fundó y que preside.

Zabell ganó el oro en 1992 formando pareja con Patricia Guerra en el 470. Pero su participación comenzó mal, con una descalificación en la primera regata.

"Fue tremendamente difícil. Nosotras conocíamos muy bien la estadísticas y sabíamos que con un pinchazo en la primera prueba nadie había ganado una medalla en los Juegos, de ningún color. Pero también sabíamos que matemáticamente no era imposible y a mí la matemática siempre me ha pesado mucho", afirmó. "Mientras haya una opción matemática no dejo pasar ninguna oportunidad".

A su juicio, "lo más inteligente" que hicieron ella y Patricia Guerra fue "compartimentar las expectativas y las prioridades, pensar solo en la siguiente prueba, no en el resultado final".

"Y solo después de tres o cuatro días volver a ver el cómputo global", añadió.

Hasta la penúltima prueba no lograron posicionarse para pensar en una medalla.

"Fue una prueba muy difícil porque había muy poco viento y mucha corriente, algo raro en el Mediterráneo. Fuimos a intentar fastidiar a las que nos llevaban puntos, a las japonesas, las americanas... taparles el viento para que ellas se fueron hundiendo. Nosotras también nos hundíamos un poco, pero remontábamos", señaló.

Zabell y Guerra ganaron finalmente la competición con 29,70 puntos, por 36,70 del barco neozelandés y 40,70 del estadounidense.

Tras rechazar la participación en la Copa América, en un barco con tripulación femenina, para preparar "en condiciones" los Juegos de Atlanta'96, el premio fue una segunda medalla de oro, también en 470 pero esta vez con Begoña Vía-Dufresne.

"De Atlanta recuerdo que me había propuesto ganar la segunda medalla y que lo hice. Tampoco pensé que fuera a ser tan difícil, en el sentido de que todavía no hay otra mujer que haya logrados dos oros. Entonces es cuando miro atrás y veo que igual no era tan fácil. Para mí, tenía que ser así. A ver si ahora en París hay alguna otra que lo consigue", expresó.

Cuando mira atrás a aquellos días de gloria olímpica, Zabell siente que se trata de "otra vida": "A veces ves una foto de aquellos Juegos y dices, 'qué foto más chula, qué momentazo', y de repente caes: 'Es que soy yo. ¡En otra vida, pero soy yo!'".

Las medallas están en su casa, "en una estantería", aunque "se pasean bastante", cuando se las piden para mostrarlas en actos de distinto tipo.

No se recrea contemplándolas: "Todo lo que forma parte del entorno, al cabo de unos días no llama la atención. Ni lo bueno ni lo malo. Parece que llevan ahí toda la vida". EFE

nam/ism

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