Estopa reivindica su pedigrí de extrarradio durante un 'descanso' en la Costa Brava

Guardar

David Álvarez

Palafrugell (Girona), 27 jul (EFE).- Un fenómeno de masas como Estopa, la banda liderada por los hermanos Muñoz capaz de superar los 60.000 espectadores en Barcelona, ha reivindicado su pedigrí de extrarradio durante un 'descanso' en la Costa Brava en forma de concierto íntimo dentro de su gira de 25 años.

Después de visitar grandes capitales en escenarios de enormes dimensiones, el festival de Cap Roig, organizado por Clipper's Live con el impulso de CaixaBank, ha recibido a los Muñoz con su aforo para poco más de 2.000 personas a escasos metros del Mediterráneo.

A Estopa le va la marcha y Cap Roig le brindaba la posibilidad de liderarla en un espacio donde mucha parte del público está de vacaciones e irradia felicidad y ganas de pasárselo bien.

Ésa era la responsabilidad de la banda este viernes y tanto Jose como David tienen ya las tablas suficientes como para cumplir sobradamente con el cometido.

Con proyecciones de su Cornellà natal de fondo, escogieron para empezar 'Tu calorro', uno de los grandes éxitos y una promesa de que los dos hermanos no iban a reservarse nada ni a dosificar las fuerzas.

El público, como era de esperar, se conocía al dedillo ese tema y, en general, el repertorio de Estopa pese a los veinticinco años transcurridos desde el debut.

Después de 'Tu calorro', otra archiconocida, 'Cacho a cacho' y, a partir de ahí, todo fue enlazar himnos para sus fieles con momentos que sobresalían como cuando llegó 'La raja'.

Una fase especialmente rumbera fue cuando llegó el turno de 'Los Chichos', seguida de una pieza del último álbum, 'El pescaílla', homenaje a uno de los fundadores de este género en su versión catalana.

Los Muñoz, con la compañía siempre de Chonchi Heredia y de una impecable selección de músicos, improvisaron un bar sobre el esceanario, montaron allí un jaleo flamenco y pusieron a bailar a todo el auditorio.

Nada menos que 4 millones de discos vendidos avalan a estos hermanos, de los que sorprende la capacidad para llegar siempre a sus seguidores y de sacarse de la manga piezas tan conocidas como todas las citadas o las de final de concierto: 'Me falta el aliento', 'Pastillas de freno', 'Ranchera', 'Fuente de energía' y 'Paseo'.

Por el medio y en presencia del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, el cántico que han popularizado con el nombre del futbolista Lamine Yamal, que dedicaron con ese espíritu reivindicativo y de extrarradio "a todos los racistas".

El carisma y la trayectoria de Estopa les ha permitido llegar a este festival con el cartel de entradas agotadas, de los primeros en colgarlo pese a la competencia en la misma programación de nombres de figuras internacionales como John Fogerty o Diana Krall o, este sábado, el del británico The Passenger.

La clave es que estos dos hermanos han sido capaces de grabar en la memoria colectiva temas que forman parte de toda una generación en España, independientemente de que se sea o no rumbero.

Veinticinco años es una cifra que admite poca discusión y que confirma la conexión de un artista con la gente, especialmente si después de un cuarto de siglo todavía se agotan las localidades.

Los temas de Estopa, los más conocidos que no son pocos, son ya clásicos de la música española de este siglo o, incluso del anterior, que la celebración es de veinticinco años.

A los Muñoz se les ha visto madurar de manera pública y se les conoce tanto que, para muchos, son como unos conocidos o algo más que les han acompañado con sus canciones a lo largo de más de dos décadas.

Así los ha tratado el público de Cap Roig, que ha interactuado con ellos como con alguien que, lejos de ser distante, bromea contigo, a menudo en catalán, pero ese catalán de hijo de inmigrante propio del extrarradio barcelonés, y te hace sentir que hay una conexión más allá de la habitual entre espectador y artista.

Uno de los fuertes de este festival es que esa sensación de proximidad se puede vivir de verdad, con los Muñoz a unos metros de distancia y con la impresión de estar todos pasando unos días de verano en la Costa Brava.

Una experiencia vacacional para muchos en la grada y, seguramente, un respiro para una banda inmersa en una vorágine de conciertos para contactar, si no con todos, sí con buena parte de sus fieles repartidos por diferentes países del mundo.

En Cap Roig, la cosa acabó con baile y público puesto en pie al ritmo de 'Como Camaron' desde la seguridad de que, con Estopa, no hacen falta formalidades y de que si algo tienen sus actuaciones es que son una invitación a la fiesta y ya van veinticinco años.

Guardar