Eva Rueda: "El diálogo entrenador-gimnasta sigue siendo lo más importante"

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Natalia Arriaga

París, 23 jul (EFE).- Olímpica en Seúl'88 y Barcelona'92, la exgimnasta Eva Rueda vivirá en París sus terceros Juegos como entrenadora de la selección española de artística, tras sus experiencias en Atenas 2004 y Tokio 2021.

En todos estos años ha sido testigo de lo "muchísimo" que han cambiado los entrenamientos de alto nivel en su deporte. Pero ninguno de los adelantos en técnica, alimentación o atención física podrá reemplazar nunca, opina, "al diálogo entrenador-gimnasta", fundamental en una disciplina de alto riesgo.

"Cuando estás haciendo un deporte que es tan exigente, el diálogo con las gimnastas, el que te hablen y te digan cómo se sienten, cómo están, es muy importante. Cuenta mucho la opinión de ellas, porque si tienen un mal día repercute en el entrenamiento", afirmó Rueda (Madrid, 1971).

"Si han dormido mal o tienen algún problema, se lo traen al entrenamiento. Y en la gimnasia si estás despistada te puedes dar un golpe y tener una lesión muy grave. No es lo mismo decir, bueno, tengo un mal día y voy a jugar un partido de tenis, con todos mis respetos. Una lesión no es tan gorda como si tienes que hacer un doble mortal", comentó la exgimnasta, bronce europeo en salto en 1990 y ganadora de cinco medallas de oro en los Juegos Mediterráneos de 1991.

Fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos... el entorno del deportista ha crecido exponencialmente desde que Rueda competía, "y eso ayuda, ayuda mucho, porque evidentemente cuanto mejor cuidas a un deportista, mejor rinde".

"La evolución ha sido brutal", subrayó. "Están más controlados en todo y eso hace que su rendimiento suba mucho", dijo. Pero insistió en la cercanía del entrenador, sobre todo en un deporte en el que se trabaja con adolescentes. "Y no hay más que ver cómo está la sociedad con los jóvenes".

Las tres gimnastas olímpicas españolas en París, Ana Pérez, Alba Petisco y Laura Casabuena, tienen respectivamente 26, 21 y 18 años.

"Son tres pedazos de gimnastas", aseguró su entrenadora. "Alba Petisco está en su mejor momento y viene de ser quinta de Europa. Ana, a pesar de ya empieza a ser una gimnasta más mayor, sigue dándolo todo cada día en la sala, y Laura es la más jovencita y tiene unas ganas y una ilusión enormes".

Eva Rueda se refiere a sus dos Juegos Olímpicos como "lo más grande que he hecho como deportista". En Seúl ocupó la decimoctava plaza individual y en Barcelona la quinta por equipos y la séptima en salto, como mejores resultados. Ahora vive los Juegos desde el otro lado, "completamente diferente", pero "con la misma pasión".

"Yo sabía lo que iba a hacer, pero ahora, por cada gimnasta que sube al aparato, hay que estar pendiente de a ver qué hará. No sufro porque me encanta lo que hago y no he sufrido nunca. La verdad es que me encanta la alta competición y cuanto más nivel tenga, mejor. Pero veo lo que pasan las gimnastas cada día, lo que sufren con sus lesiones, y entonces lo que quiero es que les salga lo mejor posible, que tenga los mejores resultados, una recompensa a su trabajo. Son unos nervios buenos", indicó.

Eva Rueda, que entró en 'el club del 10' al obtener la entonces nota máxima en un ejercicio de suelo en 1989, añora aspectos de entonces.

"Mi opinión es que el público entendía mucho mejor esa manera de puntuar. Yo hacía el ejercicio y si lo clavaba ya sabía que iba a estar entre las primeras, y si daba un pasito ya sabía que iba a estar más atrás. Ahora hay gimnastas que igual fallan en la ejecución, pero tienen una dificultad muy alta y siguen quedando campeonas del mundo. Creo que eso tiende a confundir un poco al público", señaló la entrenadora, que trabaja en el equipo que dirige la seleccionadora Lucía Guisado y con la que vivirá unos nuevos Juegos Olímpicos. EFE

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(foto) (vídeo)

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