San Lorenzo de El Escorial, 22 jul (EFE).- Varias víctimas del terrorismo han destacado este lunes la importancia de la atención psicológica especializada en esta clase de experiencias traumáticas, tanto en el momento del atentado como en acompañamientos posteriores a la pérdida de seres queridos en estas circunstancias.
Entre estas víctimas, Ángeles Pedraza, quien perdió a su hija Miriam en los atentados del 11M, ha señalado lo esencial que fue para ella sentirse arropada por los servicios de emergencias y el equipo psicológico que se encontraban en Ifema, donde identificaron el cuerpo.
Lo ha recordado durante su intervención en la mesa redonda organizada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo en los cursos de verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial, donde ha insistido en que lo útil en esos momentos no son "charlas" de nadie, sino la empatía y la escucha de los profesionales, así como asumir tareas que la víctima no es capaz de procesar.
"Su consejo me dio un respiro y me di cuenta de la importancia que suponía tener a alguien que sepa lo que hay que hacer", ha recalcado sobre el episodio en el que una psicóloga le recomendó agarrar un vaso con café para entrar en calor.
Acompañada por Mónica Muñoz, víctima de un atentado de ETA, y Pilar Sánchez, quien perdió a su padre en el primer ataque de los GRAPO, juntas han reivindicado la voz de las víctimas como medio de restauración de las víctimas de todos los grupos terroristas que han operado en España.
Las experiencias de Mónica y Pilar acerca de la atención psicológica que recibieron en el momento posterior a los atentados en los que perdieron a sus respectivos padres fueron diferentes debido a que los ataques tuvieron lugar en 1991 y 1965, respectivamente.
Para Pilar, en los 60 "la palabra psicólogo no existía" y no fue hasta 30 años después, con la mediación de la AVT, cuando comenzó a recibir ayuda psicológica: "Me vino fenomenal"
Por su parte, Mónica ha asegurado que, en la noche posterior al atentado de ETA, el tratamiento en la comisaría de Comillas donde velaron los cuerpos fue "muy frío", no recibían nada de información y lo único que recuerda es que le ofrecieran pastillas para "tranquilizarse".
"Posteriormente, la asociación me ha ayudado mucho. He cogido el teléfono más de una vez y en una sesión te quedas con una tranquilidad como si hubieras estado toda la vida así. A la atención psicológica de emergencias solo pido empatía, saber estar y no empezar a analizarnos, sino escucharnos", ha reclamado. EFE
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