Todo a punto para extraer del mar un galeón del siglo XVII hundido en Cádiz

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Cádiz, 21 jul (EFE).- Tras tres meses de preparativos, el dispositivo para extraer del fondo del mar un galeón del siglo XVII que se hundió en las cercanías del puerto de Cádiz con lingotes de plata de la actual Bolivia está listo para llevar a cabo esta operación sin precedentes en España.

"Está todo listo, la extracción solo depende de la llegada de dos grúas de 300 toneladas y de que las condiciones atmosféricas sean las adecuadas", relata a EFE Eloy Saiz, jefe del Departamento de infraestructuras y obras de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz.

 Los responsables de la operación creen que este mismo mes de julio, el pecio podrá estar ya fuera del agua para que pueda ser estudiado por expertos.

El galeón fue descubierto en 2011, en una zona que fue bautizada como Delta 1, durante las labores de cautelas arqueológicas antes de la construcción de una nueva terminal de contenedores para el puerto de Cádiz.

El pecio interfería los trabajos, así que se decidió entonces trasladarlo bajo el mar, a otra zona cercana.

Durante los trabajos para aquel desplazamiento, que también fue una operación pionera, se descubrió que el pecio llevaba en su interior 27 cañones de hierro suecos 'Finbanker', 22 lingotes de plata de las minas de Oruro y Potosí, en la actual Bolivia; una campana de bronce y varios elementos de navegación.

Ante las obras de la segunda fase de la terminal de contenedores del puerto, el galeón precisaba un nuevo movimiento.

Fue entonces cuando las autoridades decidieron diseñar una operación sin precedentes en España para extraer el barco y que los arqueólogos puedan estudiarlo.

   El pecio está a seis metros de profundidad, por lo que "la falta de visibilidad bajo el agua" ha sido uno de las principales dificultades de los preparativos de este dispositivo.

  "Los buzos han tenido que ingeniárselas para hacer su trabajo a ciegas", explica Eloy Saiz.

 Así, han trabajado para primero quitar una capa de arena y fango de entre uno y dos metros que había recubierto el galeón en los últimos doce años, desde que en aquel primer movimiento fue cubierto por un geotextil.

   "Es un trabajo que se ha hecho con unas lanzas que inyectan aire y de forma muy manual para no afectar al pecio", explica el ingeniero.

   Los buzos han podido también localizar los extremos de las cinchas que se usaron en el anterior movimiento del barco y que ahora serán reutilizadas.

  Se ha sumergido también y se ha colocado sobre el pecio una estructura metálica a la que se fijarán las cinchas.

   Estas cinchas formarán "una especie de hamaca por debajo del pecio" cuando las grúas levanten la estructura rectangular que ha sido ubicada sobre el pecio, "como una caja", y la depositen en el muelle.

 El principio de Arquímedes ha guiado y guiará los movimientos de la estructura que permitirá sacar el pecio, con unos grandes flotadores que se desinflaron una vez que estaba sobre el pecio y que ahora se volverán a hinchar para alzarlo del agua.

Una vez en el muelle, el pecio se ubicara bajo una carpa, con un sistema de agua y electricidad para mantener la humedad. Empezará entonces el momento de los arqueólogos.

"Las maderas están saturadas de agua. Si la pierden, ese hueco se rajará y se desintegrará. Por eso se trata de mantener la humedad de forma compatible con el trabajo de los arqueólogos, con un geotextil húmedo y serie de bocas de riego manuales y unos pequeños aspersores de riego", explica.

Se le dará otra limpieza, y los arqueólogos lo desmontarán "madera a madera", escaneando, inventariando y etiquetando cada pieza.

 Tras este trabajo, las maderas, cubiertas por un geotextil, se volverán a sumergir en el mar, con sistemas por si en el futuro se decide extraerlas. "Se devuelven porque su conservación en el mar es mejor y quedarán accesibles para futuros estudios".

 Los arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) de Cádiz tienen interés en estudiar las técnicas de construcción naval de la época.

La directora del CAS,Milagros Alzaga, ha explicado que el objetivo final es "ponerle el nombre al barco y determinar qué ruta estaba haciendo cuando se hundió", porque esta información permitirá profundizar mejor en la historia marítima menos conocida, que es, precisamente, la de los barcos construidos en el siglo XVII.

Para Eloy Saiz, esta no es la operación más complicada a la que se ha enfrentado en el puerto de Cádiz, pero sí "la más peculiar" y la que más expectación ha suscitado. EFE

ilm/avl/jdm

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