Una veintena de expertos describe el mundo de los artrópodos, los "dueños" de la Tierra

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Pedro Pablo G. May

Madrid, 19 jul (EFE).- Algunos son fósiles vivientes, otros pueden matar o curar con su veneno, los hay que nos proporcionan comida o, literalmente, se nos comen: son los artrópodos, protagonistas del volumen publicado por una veintena de expertos coordinados por José Manuel Vidal Cordero, doctor en Biología por la Universidad de Granada.

"Para poder hablar con propiedad de un grupo tan diverso (incluye a insectos, arácnidos, crustáceos y miriápodos) lo suyo es contar con especialistas", razona Vidal Cordero a EFE, y por ello los capítulos de 'Artrópodos' (Editorial Guadalmazán) están firmados por distintos biólogos y naturalistas, expertos en biodiversidad de diferentes universidades e investigadores del CSIC y "coordinarlos a todos ha sido una aventura".

Para sí mismo se ha reservado el capítulo relacionado con las hormigas, "bichejos alucinantes" que están "repartidas por todos los continentes a excepción de la Antártida" y son capaces de "construir balsas vivientes, llevar a cabo unas guerras tremendísimas entre colonias de diferente o la misma especie..., todos y cada uno de los hitos de la historia de la Humanidad de los que creemos haber sido protagonistas te digo yo que ellas ya lo habían hecho tiempo antes".

Entre las citas del libro figura la del biólogo Thomas Eisner, que resume el espíritu del trabajo: "Los bichos no van a heredar la Tierra, son los auténticos dueños; quizá deberíamos hacer las paces con ellos, sus propietarios".

De hecho, existe un artrópodo considerado como "fósil viviente que acumula varios récord Guinness" ya que "ha superado las barreras del tiempo y el espacio" pues apareció hace 200 millones de años en el Triásico y es capaz de excretar el exceso de sal y sobrevivir con apenas medio miligramo de oxígeno por litro: la artemia.

Este "bicho aparentemente insignificante", cuyos huevos son del tamaño de un grano de arena y aun así los más resistentes del mundo animal, se presenta como una solución económica y "ecofriendly" para limpiar el agua pues puede ingerir un millón y medio de algas por hora.

Algunos artrópodos nos han ayudado a alimentarnos como la abeja de la miel, de la que existen pinturas rupestres de hace 20.000 años, aunque hubo que esperar al desarrollo de las civilizaciones mesopotámicas para hallar pruebas de domesticación parcial y su importante actividad como polinizadora "ha sido ignorada hasta entrado el siglo XVI", según el libro.

Otros son parásitos que se alimentan de la sangre de los vertebrados, humanos incluidos, y además vectores de multitud de enfermedades, como las garrapatas (que pueden transmitir tularemia, Crimea-Congo, encefalitis o enfermedad de Lyme entre otras dolencias) o los mosquitos (los asesinos más peligrosos del planeta: sólo en el caso de la malaria, inducen unas 400.000 muertes anuales).

Vidal Cordero explica que "uno de los capítulos que más llama la atención es el de los ácaros del polvo", cuyas deposiciones son las responsables del estornudo del 30 % de la población mundial aunque "no están ahí para que tengamos rinitis alérgica, sino que cumplen un papel fundamental en los ecosistemas".

Los ácaros constituyen el grupo de arácnidos más abundante sobre la faz de la Tierra: están en todas partes desde hace más de 400 millones de años y existen más de 50.000 especies descritas.

Otro arácnido popular, de hecho el depredador más común y abundante en los ambientes terrestres aunque "es un ser tímido", es la araña: un "animal fascinante" que caza entre 400 y 800 millones de toneladas de presas al año, aunque "el ser humano nunca ha formado parte de su dieta".

Las arañas "son nuestras aliadas contra los mosquitos y otros artrópodos que sí son de importancia médica" y además aportan productos como la seda, "uno de los biomateriales más fuertes, elásticos y resistentes producidos por un organismo vivo" que sirve, en forma de telaraña, como filtro natural para monitorear la contaminación a largo plazo.

Un tipo especialmente temible de artrópodo es el escorpión o alacrán, que genera anualmente cerca de 1.200.000 picaduras de las cuales más de 3.000 derivan en defunciones; sin embargo, el mismo veneno que puede matar, sirve también para desarrollar antídotos y en tratamientos médicos con propiedades antibacterianas, vasodilatadoras, antimicóticas, analgésicas, antiinflamatorias, antivirales, antiparasitarias o inmunosupresoras.

Y están también las cucarachas, animales especialmente denostados pero que si desaparecieran "el planeta sería muy diferente pues cumplen funciones muy importantes como la descomposición de la materia orgánica, además de servir de presa de numerosos organismos". EFE

ppm/crf

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