Carlos Hipólito: "Me gusta brujulear por mi profesión y 'Burro' ha sido un precioso reto"

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Inés Morencia

Valladolid, 19 jul (EFE).- El actor Carlos Hipólito, que pisará, por primera vez este sábado el escenario de la Corrala del Palacio del Caballero de Olmedo (Valladolid) con la obra "Burro", sostiene que le gusta "brujulear" por su profesión y que esa obra "original y arriesgada" ha supuesto "una inyección de aire fresco y un precioso reto".

La versión de Álvaro Tato, dirigida por Yayo Cáceres, llega al festival olmedano arropada por la crítica y el público, y en ella, Hipólito se pone en la piel de 14 personajes, todos ellos asnos, con los que se recorren 6.000 años de historia, desde el Imperio Romano, a la Grecia clásica, la Edad Media o la revolución industrial, hasta llegar a la Modernidad.

"Es la historia de la humanidad, vista a través de los ojos de un animal, que a veces es irónico, divertido, otras dramático, que transmite mucha emotividad, y que es rico intelectualmente. Es una obra muy dinámica y entretenida, que además va acompañada por música en directo", ha detallado el intérprete en declaraciones a EFE.

No tuvo ninguna duda al aceptar convertirse en un burro, ni le ha costado meterse en la piel de este personaje "porque es muy humano, muy creíble, se entiende bien lo que dice y por qué lo dice y sus sentimientos se pueden extrapolar a cualquier persona que, en un momento dado, se ha sentido menospreciada o mal tratada", ha advertido.

Además, le ha proporcionado "una gran alegría" poder trabajar con dos "monstruos" del mundo teatral, como son Álvaro Tato y Yayo Cáceres, con los que ha conectado muy bien, y con los que espera poder seguir trabajando "tras un encuentro mágico".

Curiosamente, Carlos Hipólito dio sus primeros pasos en el teatro haciendo de asno en la obra "El proceso por la sombra de un burro", de Friedrich Dürrenmatt y ahora parece cerrarse un círculo al interpretar a un burro que habla con su sombra, algo que le llamó la atención y en lo que pensó cuando comenzó a representar este nuevo trabajo.

Afortunadamente, el chaval que comenzaba ilusionado su carrera teatral sigue muy vivo en el actor madrileño, porque incide en que la actuación es su gran pasión, disfruta con su profesión y no deja de sentir "ese pellizco en el estómago" cada vez que se sube a un escenario o interpreta algún personaje.

"La sensación de vértigo permanece intacta y siempre he tratado de mantener la inquietud, de buscar proyectos diferentes, y he tenido la suerte de haber encontrado grandes compañeros, grandes directores, grandes equipos de trabajo, y de no haber parado", ha reconocido.

También se siente afortunado por haber tenido unos padres "que eran dos ángeles, cultos, amables, abiertos de mente" que cuando les dijo que dejaba sus estudios de Arquitectura al tercer año, para dedicarse a las artes escénicas, no solo le apoyaron, sino que le aportaron los mejores consejos.

Ese respaldo familiar, tanto con palabras como con hechos, puesto que sus progenitores fueron sus más férreos seguidores, le aportó la seguridad y la alegría necesaria para convertirse en uno de los actores más destacados del panorama nacional, por méritos propios, ha referido el actor.

Los numerosos premios recibidos a lo largo de su trayectoria los ha recibido con humildad, con el máximo agradecimiento y como impulso para seguir mejorando, aunque también impliquen una mayor responsabilidad y exigencia, porque eso también le permite crecer como actor y como persona.

"Nunca soñé con tanto reconocimiento. Cada premio es una alegría enorme, y lo recibo como si fuera un Óscar, aunque a veces me ataca el síndrome del impostor, porque veo que hay compañeros que son muy buenos y no he entendido por qué yo, y no otros", ha confesado.

Carlos Hipólito destila cercanía y predica con el ejemplo ya que reconoce que no soporta "a la gente que se cree el ombligo del mundo, a los soberbios" que, "han existido siempre, pero ahora, como hay más herramientas, se les ve y se les escucha más, y tienen un altavoz que antes no tenían, como son las redes sociales".

Al respecto, ha comentado que "en algunos casos, son un servicio útil para ciertas cuestiones, pero encierran esa perversión que es que alguien que no se dedica a nada, que solo opina sin saber, se convierta en alguien influyente, y eso es un disparate total".

Pero sigue creyendo que "hay una gran masa de personas, más de las que se cree, que es discreta, adicta al teatro, a la lectura a la música", y el mejor ejemplo de ello es que "Burro" tiene previstas 140 actuaciones por más de 70 ciudades de España, lo que le llevará a "rebuznar" por todo el país hasta, al menos, febrero de 2025.

Además, participará en la película "La bala", de Carlos Iglesias, que comenzará a rodarse en septiembre, por lo que no tendrá tiempo para aburrirse, y aprovechará para seguir aprendiendo de un animal que, al contrario de lo que se piensa "es muy listo, con una gran capacidad de aprendizaje, pero al que se ha utilizado como herramienta de trabajo".

"En esta obra queda clara la prepotencia de la raza humana respecto a esta especie. Es muy animalista. Y es evidente que el que asoció la palabra burro con tonto, es que se sentía acomplejado por la nobleza y cualidades del animal", ha concluido Hipólito. EFE

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