El sector pide que las autoridades involucren a los residentes para frenar la turismofobia

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Madrid, 15 jul (EFECOM).- El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) cree que deben ser las autoridades locales las que involucren a los residentes y garanticen su convivencia con los turistas para evitar que crezca el rechazo social hacia el turismo masivo (lo que se conoce como turismofobia) y se repitan escenas como las vividas en Barcelona.

"No podemos poner en riesgo ese 15 % que el turismo aporta a la economía española por un tema de descontento social", ha defendido este lunes en una entrevista con EFE Virginia Messina, vicepresidenta senior del WTTC, un foro internacional que trata de representar a las empresas privadas del sector a nivel mundial.

Messina tiene previsto participar el martes en una conferencia que la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) ofrece en Madrid en la que sus máximos responsables hablarán precisamente de cómo el sector afronta ese creciente rechazo social que genera la llegada masiva de turistas en grandes cruceros.

Y ello en un año en que se prevé que el turismo genere más riqueza que nunca hasta ahora, más incluso que en 2019, antes de la pandemia, cuando el sector aportó 10,3 billones de dólares al PIB mundial (el 10,4 % del total), con un empleo asociado de 334 millones de puestos. Esto quiere decir que 1 de cada 10 trabajos en todo el mundo estaba vinculado al turismo.

En 2020, con el estallido de la pandemia, el turismo mundial decreció un 48,4 % (mientras que la economía global retrocedió el 3,7 %), pero luego fue recuperándose, de forma que en 2023 ya creció un 23,2 % sobre 2022, para alcanzar los 9,9 billones de dólares y quedar un 4 % por debajo de los datos de 2019.

Para este año, el WTTC calcula que la aportación del turismo alcanzará los 11,1 billones, con lo que superará en un 7,5 % el nivel de 2019, y se podrían alcanzar los 350 millones de empleos (un 12 % más que en aquel año).

Sólo en España, en 2019 el turismo generó 200.500 millones, un 14,1 % de la economía nacional, y para este año el WTTC calcula que llegará a suponer 225.000 millones, lo que supondrá un 15,2 % del PIB, según ha adelantado a EFE Messina.

Además, España ha logrado elevar el gasto del turista internacional por encima de los niveles prepandémicos, algo que no ha ocurrido aún en destinos como EEUU o México, según explica Messina, que atribuye en parte este "éxito" a la "firme apuesta" del Gobierno por el sector.

Ante este panorama de una afluencia de turistas más abultada que nunca, el WTTC ve necesario implementar políticas de "gestión de flujos" para asegurar que los turistas tienen la mejor experiencia posible, "sin afectar la vida de los residentes locales".

En este sentido, el WTTC aboga por establecer políticas locales que ayuden a desviar la atención hacia lugares menos masificados, dosificar los flujos valiéndose de la información que puede ofrecer por ejemplo el uso de las tarjetas bancarias, combatir la estacionalidad y agrupar la mayor afluencia en franjas horarias menos incómodas para los residentes, como podría ser la primera hora de la mañana.

Además, apoya la regulación de los pisos turísticos -teniendo en cuenta que ayudan a desviar los flujos y por tanto descongestionar algunas zonas- y la implantación de tasas por cada turista recibido, siempre que la recaudación se invierta en mejorar las infraestructuras turísticas del destino y otras políticas que ayuden a conciliar la vida del residente con la recepción de turistas.

"La comunidad local debe sentir que tiene voz, estar empoderada y ser conscientes de la aportación que para sus economías procede del turismo", defiende igualmente Messina, que considera que esto es algo que "ha faltado" en Barcelona y que, en general, es necesario un mayor esfuerzo en "la narrativa".

En ese sentido, Messina califica de "sumamente desafortunado lo ocurrido en Barcelona, donde el pasado 6 de julio un grupo de manifestantes contra el turismo masivo usó pistolas de agua contra turistas, una imagen en principio inofensiva que sin embargo ha dado la vuelta al mundo unida a la palabra "turismofobia".

"Estamos completamente en contra de este tipo de muestras en contra de los turistas directamente, porque por supuesto al final es una persona que quiere gozar, quiere ir a aprender, a entender otros lugares", apunta sobre un fenómeno que "no lo estamos viendo en otras partes del mundo tanto como en Europa", aunque antes de la pandemia hubo "algunos focos" en Asia y América Latina.

En su opinión, es vital mejorar la narrativa con las comunidades locales para que tengan "sentido de pertenencia" y "voz" para buscar soluciones para "evitar reacciones como lo que hemos visto en Barcelona". EFECOM

mgl/jlm

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