El 'otro' Rototom: un pueblo que une verano, familia y reggae para ser más que un festival

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Benicàssim (Castellón), 13 jul (EFE).- El Rototom Sunsplash, que cada agosto reúne a más de 200.000 fans en uno de los mayores festivales de reggae de Europa, apuesta por configurarse como un "auténtico pueblo con barrios rebosantes de cultura" que aúnan verano, familia, playa y reggae para ser más que un festival.

Aunque el Rototom es uno de los grandes festivales de reggae de Europa, su director, Filippo Giunta, destaca en una entrevista con EFE que la oferta "no es sólo musical", sino "una experiencia vacacional de seis días con propuestas para niños y familias" y prueba de ello es que hasta 350 familias se alojaron en la edición anterior en las parcelas anexas al terreno del festival, en el que caben nueve mil personas.

"La fórmula verano, familia y reggae acerca un plan vacacional, con la cultura y la diversión como ejes, para asistentes de cualquier edad", subraya Giunta, que indica que lejos de la "asfixia" de otros certámenes, este es un festival "sin aglomeraciones" pese a recibir a miles personas durante las seis noches del festival, que este año va desde el 16 de agosto al 21 del mismo mes.

De hecho, esa programación cultural extramusical para cubrir a todos los públicos, desde los más pequeños hasta los mayores, propició que el diez por ciento de los visitantes fueran menores de 13 años y que los mayores de 65 supusieran más de un cinco por ciento.

"Si miramos la duración del Rototom Sunsplash, su formato como experiencia vacacional de seis días, con oferta para niños y familias, con esa parte de festival de día antes de los conciertos… es el único en la Comunitat Valenciana, pero también en España y Europa", comenta Giunta.

El Rototom es "mucho más que un festival", puesto que se convierte en "un destino vacacional con todos los servicios".

El Rototom, insiste, "es como un pequeño pueblo con vida cultural propia, con su plaza, su mercado, sus áreas de juego y, además, vibra día y noche" en un recinto que acumula 300.000 metros cuadrados, aunque 194.000 de ellos están destinados a los acampadores de la zona anexa, en la que cada año crece el número de familias con hijos.

"Hay espacios para los más pequeños, con más sombra, juegos y programación propia que incluso incluye un cuentacuentos, mientras que también existe una zona para adolescentes, de doce a dieciocho años, destinada a que aprendan sobre cultura urbana, ciencia o con exhibiciones de baile urbano o 'skateboard'", recalca el director del festival del león, que este 2024 da un giro hacia el jazz, pero manteniendo también el 'reggae' más puro a través del conocido como 'roots reggae' (las raíces del 'reggae').

No obstante, una característica más de este "pueblo" durante seis días es que cuenta con la playa a diez minutos en coche y, aunque también se puede ir andando, la propia organización también proporciona buses para acudir a la playa del Gurugú, de Castellón, y a las de Benicàssim.

La "familiaridad" de este festival también se mide en su montaje o sus proveedores. Giunta subraya que el montaje del evento el año pasado unió, en total, a más de 200 empresas, aunque el setenta por ciento de ellas eran o bien de la localidad o bien de la provincia de Castellón, una circunstancia que volverá a ocurrir este año.

La escenografía de los hasta siete escenarios busca innovar cada año, pero a la vez, quieren "un diseño totalmente artesanal y vinculado a 'The power of Utopia'", el lema del certamen de este año.

Ese ambiente "familiar" también se busca en el formato 'pueblo' dentro del recinto, por lo que el Rototom repite este 2024 con la plaza Marley, presidida por el león que da imagen al logo del festival, y a su alrededor hay 'barrios' "repletos de cultura", subrayan desde la organización.

Por ello, hay más de treinta propuestas gastronómicas africanas, jamaicanas y asiáticas dentro del festival, con otros espacios 'extramusicales', como el Rototom Circus Show, la Reggae University, el foro social o el mercado artesano, además de la galería de arte al aire libre, denominada como 'social art gallery', y el 'Pachamama', con sesiones de yoga y talleres de agroecología. EFE

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crn.eb/aam

(foto)

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