Rafael Álvarez'El Brujo': detrás de la libertad de expresión hay una soterrada censura

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Alberto Santacruz

Mérida, 9 jul (EFE).- Desde la sabiduría que da leer de forma rigurosa y apasionada los textos clásicos y, a su vez, subirlos a las tablas del teatro a su manera, Rafael Álvarez 'El Brujo' sostiene que la sociedad es "bastante hipócrita", pues detrás de la bandera de la "libertad de expresión" hay una soterrada censura a quienes no dicen lo que "se espera que digan".

En una entrevista a EFE con motivo del estreno de su último trabajo, 'Icono o la exploración del destino', en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, el veterano actor lamenta que esa libertad aún tenga cadenas.

De ahí que 'El Brujo' critique esa libertad de expresión "para lo que yo quiero, pero no para quien diga lo que a mí no me gusta". De hecho, hay quienes han dicho lo que no se esperaba que dijeran y les han puesto "una equis", "teniendo que dejar su trabajo o su vida" habitual, como es el caso, según apunta, de Albert Boadella, una persona "libre" y que como buen cómico y "bufón" se ríe del independentismo.

"No es que lo critique, es que se ríe. Yo creo que lo que no soportan es que se ría", añade el actor y dramaturgo cordobés, quien califica de "maravillosa" la virtud de provocar con humor.

Jugadores de fútbol como Kylian Mbappé, "con la cantidad de millones que tiene, puede exponerse con facilidad y decir" lo que quiera -en alusión a la ultraderecha-, pero otra persona "tiende a ser más discreto" porque "tiene que sobrevivir y sabe que lo van a fastidiar".

En este prisma crítico, Rafael Álvarez lamenta otra ausencia: que cada vez haya menos interés por la filosofía, las Humanidades y la literatura en beneficio "de lo práctico, lo inmediato". "Parece que solo estamos en esta vida para trabajar, ver fútbol, reproducirse, votar y pagar a Hacienda... eso es una vida pobre".

Ante ello y, muy especialmente, ante las adversidades del destino -tema de su nuevo trabajo- el actor y dramaturgo aboga por la resiliencia y la resistencia. La primera es, según explica, sacar un efecto positivo de las circunstancias adversas y la resistencia, es lo que se debe tener para llevar a efecto el primer concepto.

Un binomio que, según apunta, no sirve cuando se habla de degeneración cognitiva, "es decir la pérdida del significado de los valores", y la degeneración moral, "que es no practicar ningún tipo de valor o virtud".

A su juicio, la sociedad está muy desconectada del significado de los valores. Y es que el significado de la vida -afirma de forma rotunda- no es tanto pasarlo bien como experimentar una vivencia en la cual está incluido el aprendizaje del bien y del mal.

"Ese equilibrio entre la luz y la sombra es la vida... si pasamos por aquí sin enterarnos de esto, es una vida casi vivida, pero no sabida", expone a modo de cátedra.

Sófocles, Shakespeare, Valle Inclán y Arthur Miller, entre otros muchos, buscaban la trascendencia de estar vivo, "el significado de la vida" a pesar de que ésta entraña peligros y frustraciones.

"Si tenemos esa compulsión, ese mecanismo de huida frente a todo lo que es oscuro, desconocido, molesto o adverso, nunca aprenderemos" el significado.

Este mismo equilibrio lo extrapola Rafael Álvarez al mundo de la cultura y el discurso y controversia surgida alrededor de la misma sobre las ayudas y las subvenciones públicas.

Recuerda que quienes practican y viven de este oficio, sí necesitan ayudas, pues "la cultura es una industria que también emplea gente y mueve dinero" de forma directa e indirecta. Cosa bien distinta es, añade, una cultura de subvenciones del Estado a fondo perdido.

as/ra

(foto) (vídeo)

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