Vuelven las quejas por muestras de incivismo en el último kilómetro del Camino de Santiago

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Ana Martínez

Santiago de Compostela, 5 jul (EFE).- Como cada verano, el último kilómetro del Camino de Santiago vuelve a ser objeto de controversia por gritos y muestras de incivismo de algunos peregrinos que llegan al Obradoiro, pese al decálogo de buenas prácticas ideado justo para propiciar la convivencia armónica entre los romeros y los residentes.

El pasado 1 de julio, en la cuenta de Instagram llamada Compostela Resiste, impulsada por dos hermanos asentados en el casco viejo de la capital gallega, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se colgó un vídeo en el que se observa a un grupo multitudinario de jóvenes que al ver cerca el punto y final de su caminata se echan a correr sin control alguno y a dar voces, a la par que no cesan en la camarilla, que porta banderas y cruces, las efusivas manifestaciones de júbilo.

En esa red social ya han sido denunciadas anteriormente pintadas con tiza en edificios y calles de la zona monumental, una escalada por la puerta santa de la catedral, plácidas siestas ante su fachada, despliegue de bebidas y comida (en muchos de los casos pizzas pedidas a compañías de distribución a domicilio), acampadas en alameda y plazas, quema de papeles a modo de ritual, chalecos reflectantes colgados en verjas y señales de flechas amarillas conducidas hasta la meta y abandonadas posteriormente allí.

El gobierno municipal sacó hace ahora un año un código de buenas prácticas para poner coto a los desmanes y concienciar a los que llegan de la necesidad de conciliar su derecho al disfrute con el respeto al patrimonio artístico y a los vecinos, siendo una de las indicaciones la de mantener la calidad acústica, la cual, a tenor de los comentarios públicos de afectados por los excesos de ruido, es la que menos se cumple.

El 14 de mayo, la peregrina número 100.000, la peruana Milagros del Rosario Mini Bailey, fue recibida por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y la alcaldesa local, Goretti Sanmartín. El primero, tras felicitarla, ofreció colaboración a Iglesia y Ayuntamiento para "cuidar entre todos" la ruta jacobea, que es "algo precioso"; y la segunda se alegró de la "experiencia única" vivida por esta mujer y remarcó la importancia de un "modelo de turismo consciente y responsable", para lo que apeló a la cooperación entre todas las administraciones.

Vive el Camino, una red social que permite planificar el viaje, contiene un texto de "responsabilidades" dirigido a quienes quieran gozar de una "tradición milenaria" que pide "a gritos" un pequeño compromiso.

En ese documento se especifica que la figura histórica del peregrino siempre ha gozado de un halo de protección por parte de las autoridades y localidades atravesadas por el Camino de Santiago, dando cobijo, guiando y entendiendo su aventura como una hazaña.

Pero "actualmente, con el Camino abarrotado de peregrinos cada temporada, el rol del caminante ha cambiado drásticamente y más que derechos, el peregrino debe pensar en sus obligaciones" para que esto sea "sostenible".

"Para ser peregrino, no solo hay que parecerlo", también actuar como tal, es el aviso. ¿Cómo? Con "buena educación, desinterés, mucho civismo, respeto por tus compañeros caminantes, empatía por los que trabajan para que todo esté perfecto en los albergues y paciencia, mucha paciencia".

Son presentadas como las normas básicas. El debate continuará. EFE

am/jlg

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód: 21486335, 14651572 y otros)

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