Una fuerte tormenta obliga a suspender en el segundo novillo el festejo inaugural

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Paco Aguado

Pamplona, 5 jul (EFE).- Una fuerte tormenta, con gran aparato eléctrico y una auténtica tromba de agua, obligó hoy a la autoridad a suspender, "por seguridad de los intervinientes", el festejo inaugural de los Sanfermines, cuando solo se llevaban lidiados dos de los anunciados novillos de la ganadería navarra de Pincha.

Tras la muerte de ese segundo de la tarde-noche pamplonica, comenzó a caer sobre el coso monumental un auténtico diluvio que, mientras se aplazaba durante unos veinte minutos la salida del tercero, fue dejando los tendidos vacíos y el ruedo como una laguna, a tiempo que Samuel Navalón, el novillero de turno, hacía señas de que estaba dispuesto a continuar la lidia.

Con todo, y pese a que los tres novilleros insistieron en llevar adelante el festejo, el presidente José María Sevilla tomó la decisión de suspenderlo definitivamente "dadas las condiciones climatológicas, el estado del albero y por la seguridad de los intervinientes".

Hasta entonces, durante la lidia de esos dos únicos utreros de la ganadería local de Pincha no se habían producido demasiados momentos destacados, y menos aún merecedores de premio tras los fallos con la espada tanto de Jarocho como de Alejandro Chicharro, aunque fuera este quien mostró más firmeza y solvencia en su actuación.

Jarocho movió con cierta ligereza y a media altura al primero de la novillada, un astado flacón y zancudo que tuvo una dúctil nobleza a pesar de que no se empleó lo suficiente, a lo que el novel castellano respondió sin la fibra y la entrega suficientes para compensar la poca emoción del astado.

Por su parte, Jarocho se enfrentó con un segundo que salió al ruedo justo cuando desde los tendidos se cantaba con clamor el segundo gol de la selección española de fútbol en su partido contra Alemania, logrado además por un jugador navarro como Mikel Merino, lo que predispuso a mejor el ambiente.

Pero fue entonces cuando comenzó a llover, aún tibiamente, al tiempo que Chicharro pasaba con seguridad y suficiencia a un utrero algo flojo de remos y que, rebrincándose, repitió sin ritmo las embestidas que el madrileño atemperó con temple cuando ya diluviaba y antes de, como su compañero, estropeara sus méritos con la espada.

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FICHA DEL FESTEJO:

Dos únicos novillos de El Pincha, altos de agujas, zancudos y sin cuajo, que resultaron nobles y manejables, aun a falta de mayor entrega en los engaños.

Jarocho, de purísima y oro: tres pinchazos, estocada atravesada que asoma, estocada desprendida delantera y descabellos (silencio tras aviso) en el único que mató.

Alejandro Chicharro, de añil y oro: pinchazo, bajonazo trasero y tres descabellos (silencio) en el único que mató.

Samuel Navalón, de corinto y oro: No mató ningún novillo.

Primer festejo de abono de la feria de San Fermín, con dos tercios del aforo cubierto (unos 13.000 espectadores), en tarde de bochorno que derivó en una fuerte tormenta que obligó a suspenderlo tras la lidia del segundo novillo.

EFE

pa/oli

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