Logroño, 3 jul (EFE).- Las autolesiones no suicidas pueden generar una adicción de riesgo extremo en los adolescentes, según el psiquiatra e investigador de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Hilario Blasco-Fontecilla.
Este investigador, junto a otros expertos internacionales, ha participado en un libro desarrollado por profesionales de la salud para dar luz y hacer una revisión a las últimas investigaciones sobre este tema.
Blasco-Fontecilla ha alertado de que “lo que puede empezar como un mecanismo de regulación emocional puede derivar en un mecanismo de recompensa", que "genera una resistencia y hace que cada vez se necesite más asiduidad o más intensidad en las autolesiones, pudiendo llevar al descontrol”, ha detallado este miércoles la UNIR en una nota.
Algunos estudios, ha indicado, muestran cómo la subida de beta-endorfinas en sangre de las personas que se autolesionan puede ser similar al que se produce cuando se consume tabaco, alcohol o drogas, con lo que se puede generar una adicción.
Además, “el estado emocional que precede a las autolesiones no suicidas puede compartir los síntomas aversivos de abstinencia que experimentan otras adicciones”, ha precisado.
La probabilidad de que un adolescente que se autolesiona pueda intentar el suicidio es de un 30 %, un riesgo que es aproximadamente el doble que el de un adulto.
"Es por ello por lo que los adolescentes con autolesiones no suicidas cumplen criterios suficientes para considerarlos como personas con riesgo de suicidio”, ha indicado.
Ha explicado que “las autolesiones son como si el adolescente pusiera el semáforo en ámbar para pedir ayuda" y si no se acude a tiempo "el riesgo de que pase a un intento de suicidio es muy elevado".
Por ello ha incidido en la necesidad de un plan de formación específica para profesionales de Atención Primaria, por ser ellos quienes suelen detectar los primeros síntomas de autolesiones o ideación suicida entre los pacientes.
Sus datos indican que entre 2019 y 2022 un 44 % de los niños o adolescentes con conducta suicida recibió tratamiento psicológico; en esos años, el uso de las nuevas tecnologías en los intentos de suicidio aumentó del 33,5 al 51,5 %. EFE
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