Víctor Claver, hechos no palabras

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Nacho Herrero

València, 1 jul (EFE).- Víctor Claver anunció este lunes su retirada, el final de una carrera incontestable en cuanto a hechos que incluye siete medallas con la selección española, cinco títulos de clubes y ochenta partidos de la NBA y que el valenciano, discreto, poco hablador en público y comprometido con causas sociales, tuvo que aprender a llevar con criticas y halagos.

Dotado de un físico espectacular, Claver siempre ha estado precedido por unas expectativas que nunca tenían fin y que, por tanto, eran casi imposibles de colmar. "He intentado ser el mejor jugador que yo podía ser, ayudando a mi equipo ganar. He tenido que adaptarme a cambios. He tenido que aprender a gestionar los errores, la presión", explicó en su escrito de despedida.

Desde adolescente parecía destinado a romper barreras y lo logró. En 2006, con 18 años y tras brillar con las inferiores de España, se hizo un hueco en la plantilla del Valencia Basket y pronto tuvo un papel esencial en el equipo para éxitos como la Eurocopa de 2010. Un año antes fue elegido por los Blazers en el draft de la NBA en el puesto 22, el sexto más alto hasta entonces de un español.

En 2012 pagó su cláusula y dio el salto a la liga estadounidense, donde fue el primer valenciano y el duodécimo español. Su rol fue secundario en unos años en los que Pau y Marc Gasol, Ricky Rubio, Rudy Fernández o Jose Calderón tenían papeles mucho más protagonistas pero aún así disputó cerca de cien partidos en la competición, algo al alcance aún de muy pocos jugadores.

Su regreso a Europa en febrero de 2015 relanzó su carrera en los torneos de clubs. Lejos de los focos por estar a miles de kilómetros de España y no tener el impacto mediático de otros, en la campaña 2015-16 tuvo un papel clave para convertir al Lokomotiv Kuban en la revelación de la Euroliga, que llegara a la Final Four y que derrotara en semifinales al Barça para acceder a una final que no pudo conquistar.

Después llegaría su fichaje por el club catalán, que pagó por sus derechos cerca de dos millones al Valencia y con el que ganó tres ediciones de la Copa y la Liga de 2021, un título con regusto amargo para él puesto que no disputó la final tras salir de los planes de Sarunas Jasikevicius al sufrir una lesión unos meses antes. Esa situación provocó su salida del club catalán pero lo hizo sin una mala palabra y agradeció la claridad del técnico lituano.

Empezó así una segunda etapa en el Valencia, con el que ha completado nueve campañas, que se unen a las cinco en el Barça. Pero, además, Claver llegó también a acuerdos que no se llegaron a materializar con el Baskonia, en 2015, y con el Real Madrid, en 2016, una muestra de lo valorado que era por los equipos más potentes de los últimos años en España.

Jugador de muchos más intangibles que puntos, Claver se hizo desde muy joven un hueco en la selección. Con España se ha colgado siete medallas, un palmarés de nuevo que muy pocos tienen. Tres veces ganó el Eurobasket y una más se colgó el bronce; también fue parte del equipo que logró la plata en Londres 2012 y el bronce en 2016 en Río de Janeiro.

Su rol secundario en aquellos equipazos le granjeó no pocas críticas en las redes pero Claver se ha mantenido casi fijo en los planes de Sergio Scariolo. "Ha sido no solo un gran jugador en la cancha, sino una presencia extraordinaria fuera, un ejemplo de compromiso, de espíritu de sacrificio y de entender cuál es la importancia de un jugador en un equipo, que no es para todos igual”, afirmó este lunes Scariolo minutos después de que se oficializara la retirada de Claver.

El seleccionador reivindicó su papel y que su impacto fue siempre “muy superior a lo que se le ha reconocido por parte de afición y medios” y subrayó que en el cuerpo técnico eran plenamente conscientes de la importancia del jugador valenciano.

Solo un verano, el de 2019, los elogios hacia él fueron casi unánimes. En una selección con bajas muy significativas en el juego interior, sin Pau Gasol y también sin Nikola Mirotic y Serge Ibaka, Claver reconfirmó que en su estilo también podía ser protagonista. Formó pareja con Marc Gasol y ambos fueron claves para que, guiada por Ricky Rubio, España se colgara el oro.

Disputó los ocho encuentros con una media de 26 minutos en los que promedió ocho puntos y cinco rebotes con un promedio de 13 de valoración, la más alta tras las de Rubio y Gasol. Tampoco entonces alzó la voz ni pasó facturas atrasadas aunque las había.

Claver ha sido fiel a sus orígenes, a sus amigos de la infancia pero también al colegio Maristas, en el que estudió y en el que comenzó su formación. Siempre se preocupó de que quedara reflejado que fue en aquel patio y con aquellos entrenadores con los que comenzó a jugar y sus paredes guardan algunos recuerdos suyos, aunque el nombre del pabellón es el de su padre, Javier, que más que un profesor fue una institución.

Su muerte por un cáncer fue un golpe duro para toda la familia y también marcó a Claver. En colaboración con su amigo Ricky Rubio, que perdió a su madre por una enfermedad similar, ambos montaron en el Hospital Dexus de Barcelona un espacio para que los pacientes en tratamiento oncológico puedan disfrutar de un entorno más acogedor y confortable, se trata de 'La sala Ricky Rubio Foundation & Espai Javier Claver'.

No ha sido la única causa en la que se ha implicado Claver, que en los últimos años fue también uno de los protagonistas de la campaña de la acb contra el 'bullying'. Además, durante varios años montó un campus en verano donde pasaba una semana con niños y niñas y compartía con ellos entrenamientos y experiencias. EFE

nhp/cta/jl

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