Molina y Víctor Hernández se clasifican para la gran final de la Copa Chenel

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Móstoles (Madrid), 29 jun (EFE).- El diestro albaceteño José Fernando Molina y el madrileño Víctor Hernández fueron elegidos por el jurado, al final de la "final a tres" celebrada hoy en Móstoles, para torear el mano a mano con que mañana se dilucidará en este mismo ruedo el triunfador de la Copa Chenel de 2024.

En este festejo, con apenas un tercio del aforo cubierto, se lidiaron tres toros de Zacarías Moreno y otros tantos, en los lugares primero, quinto y sexto, de Adolfo Martín, todos de buena presentación, con cuajo y bien armados. Los primeros tuvieron más movilidad y a los otros, a excepción del último, les faltó un mayor empuje durante una lidia para la que molestó un permanente viento.

Aunque fue el único que no cortó orejas, pues sus compañeros se repartieron una cada uno, Víctor Hernández fue el autor del mejor toreo de la tarde, ya que, para empezar, aguantó con temple y firmeza la actitud a la defensiva de su primero, que le propinó una aparatosa voltereta, y tras pasar por la enfermería le ligó soberbios pases por ambas manos al sexto, un "adolfo" que humilló mucho y al que llevó siempre con pulso y un largo trazo.

Pinchó a su primero, con el que fue ovacionado tras un aviso y dejó luego una estocada defectuosa con el último, para lograr únicamente dar una vuelta al ruedo, pero aun así Hernández dejó el mejor sabor de boca entre el público y también entre el jurado, que le eligió para torear la final de mañana más allá de los trofeos.

Luis David Adame le cortó la oreja al cuarto, de Zacarías Moreno, que repitió con fuerza por el pitón derecho, por donde el mexicano le ligó los mejores muletazos de su actuación y que valieron por si solos el trofeo tras un pinchazo y una estocada recibiendo. Antes, al primero de Adolfo Martín, que se frenó y se empleó muy poco, Adame le alargó arrancadas con oficio y tesón, pero mató mal y todo quedó en una ovación.

También de su toro de Zacarías Moreno obtuvo su premio Molina, quien, tras saludarlo a portagayola, se alargó en un esfuerzo de series cortas y sin acabar de imponerse al temperamento del encastado animal. Los momentos más lucidos, en cambio, los logró el de Albacete con el "albaserrada" que hizo quinto, un toro templado al que, tras ser volteado, acabó trazando naturales templados, sólo que sus fallos con la espada le impidieron repetir trofeo pero no que le tocaran otro aviso.

EFE

pa/may

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