'Fuerza', un viaje en viñetas que da dignidad al corazón de la drogodependencia

Guardar

Nuevo

Pilar Martín.

Madrid, 28 jun (EFE).- A "corazón abierto y con la cara tapada", así ha escrito y dibujado el artista Ferrán Vidal el cómic 'Fuerza', un manotazo duro, pero lleno de verdad y "dignidad" porque esta obra es un trabajo de amor hacia los pacientes y trabajadores de los Centros de Atención y Seguimiento a la Drogodependencia.

Al igual que hizo Joe Sacco en su cómic 'Notas al pie de Gaza', donde desentraña como observador de primera fila el origen del conflicto entre israelíes y palestinos, Vidal (Barcelona, 1974) saca toda su artillería artística para diseccionar el día a día de los pacientes y trabajadores de un CAS (Centros de Atención y Seguimiento a las Drogodependencias).

Lugares repartidos por todo el territorio español donde acuden diariamente personas de distinta clase social, cultural o económica por culpa de la droga, esa "bestia ciega que, como los hombres, disfruta matando", según cuenta a EFE el autor, quien se presenta como un trabajador de mantenimiento que, durante los cinco años que ha trabajado allí, ha dibujado y entrevistado a algunas de las personas que habitan estas salas llenas de metadona, amor y solidaridad.

Pero en este cómic hay una "mentirijilla", según confiesa, porque la verdad es que Vidal no ha trabajado allí, sino que ha sido también paciente de un CAS, el escenario de esta novela gráfica (Norma editorial) que está destinada a los "amantes de la verdad".

"No lo he hecho ni para hacer ningún tipo de terapia, o para explicar mi situación y mirar mi dolor y así sentirme más reconfortado. Yo de mí no hablo ni media palabra, solo hablo para decir una mentira, para decir que soy trabajador", explica.

Por eso, la sinceridad también puebla estas páginas en las que el 90% de los que se cuenta es "real", y el 10% restante se lo ha tenido que inventar para poder contar el 90% "que es verdad".

Así que el germen de este cómic se encuentra, "exclusivamente", en querer dar a conocer la realidad de estos pacientes: "Si he intentado concienciar y poner de relieve el problema que viven estos centros es para que ellos vivan mejor, sean menos malmirados y puedan solucionar su problema mejor, no lo he hecho para salvar mi alma".

Con un lenguaje certero y sin tiritas, Vidal nos presenta a algunos de los que han sido sus amigos durante los 10 años que estuvo acudiendo al CAS, ciudadanos anónimos como Rafa, a quien dibuja sentado y con la mirada perdida mientras un bocadillo acoge sus palabras: "Una vez estás enganchado eso es lo único que tiene importancia, no piensas en nada más".

O María, una mujer bella y agraciada en su juventud y que ahora es un alma perdida que rememora sus años dorados siempre con una sonrisa, pese a la losa que lleva colgada al cuello no sólo por su adicción, sino por el trato que recibe de la sociedad.

Porque sí, porque en 'Fuerza' uno de los lamentos que más hieren es la soledad que viven estas personas a las que la vida ha apartado: "La sociedad esconde la droga bajo la alfombra y, encima, pone un sofá y una pantalla que suele retransmitir más droga. En general no parecemos tolerar la realidad en dosis demasiado altas", lamenta Vidal.

La parte luminosa llega de la mano de trabajadores de estos centros, como Amparo, para quien lo que necesitan los que allí van es "love"; o Laura, Marisa y Marta, las enfermeras encargadas de repartir las medicinas: "como tengan un pequeño error de cálculo en la dosis o se confundan de medicación tu vida se va a la mierda en cuestión de minutos".

Como dibujante que es, Vidal reconoce que el tiempo que estuvo dibujando a sus "amigos", sintió, bromea, que estaba en "EuroDisney" porque ese CAS "estaba para ser dibujado".

Abogado de profesión, Vidal ahora está dedicado en cuerpo y alma al dibujo, y ya tiene entre sus manos un segundo cómic que espera también sea publicado. EFE

pmv/lml

(Foto)

Guardar

Nuevo