El Supremo anula la desheredación de una hija y reconoce su derecho a la legítima ya que el padre la abandonó de niña

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El Tribunal Supremo (TS) ha anulado la desheredación de una hija al considerar probado que no maltrató psicológicamente a su padre, sino que fue él quien la abandonó cuando era una niña y negó su existencia en dos testamentos, por lo que acuerda reconocer su derecho a la legítima. La Sala de lo Civil, en una sentencia recogida por Europa Press, da la razón a la desheredada, ya que no fue ella "la que libremente rompió un vínculo afectivo o sentimental, sino que tal vínculo no ha existido desde su niñez, sin que sea reprochable a la hija, que tenía siete años cuando se produjo la separación de los progenitores, la ausencia de contacto y relación con el padre". A juicio de los magistrados, "si tal relación no se dio a partir de la separación matrimonial realmente la que fue abandonada por el padre fue la niña, que ha desarrollado toda su vida, incluidas las etapas cruciales para la crianza y formación personal de la infancia y la adolescencia, sin contar con la presencia de un padre que cumpliera todos los deberes, incluidos los afectivos, propios de la relación paternofilial". El Supremo relata que el padre puso en el testamento que no tenía relación con su hija desde que se divorció hace más de 30 años y entendía que se daba una situación de abandono de ella hacia él. Como causa de desheredación, explica el TS, el padre argumentó que existía maltrato de obra --recogido en el Código Civil-- por falta de afecto y cariño por parte de su hija, alegando, además del abandono, que ella no lo atendió a pesar de que estaba gravemente enfermo. Un juzgado de Sevilla rechazó la demanda que presentó la hija contra su tía, quien fue declarada heredera en el testamento, y el albacea. La Audiencia Provincial confirmó el rechazo de la demanda, dando la razón al padre y subrayando la falta de relación y que no lo visitara cuando sabía que estaba enfermo. EL PADRE "NO LA TENÍA PRESENTE NI PARECE QUE LA QUISIERA TENER" Pero el Supremo discrepa y hace hincapié en que, al responder a la demanda de la hija, el padre intentó justificar la ausencia en la vida de la demandante atribuyendo a la madre las dificultades que oponía a la relación y cómo, cuando la chica cumplió la mayoría de edad, no trató de contactar con él. Los magistrados ven "sorprendente" el argumento del progenitor, ya que "no solo no consta que realizara el más mínimo esfuerzo o intento para, a partir de la mayoría de edad de la hija, iniciar una relación paternofilial inexistente con su hija, que fue de hecho quien resultó abandonada por el padre, sino que incluso, por el contrario, consta expresamente que tampoco sentía ni quería sentir a la hija como propia". Eso resulta, explica, de los testamentos otorgados por el padre años antes de que se le diagnosticara la enfermedad por la que finalmente murió y en los que indicó que no tenía hijos. Para el alto tribunal, las declaraciones de testigos en el sentido de que "cuando falleció el causante se sorprendieron de que tuviera una hija, confirman que era él quien no la tenía presente en su vida ni parece que la quisiera tener, pues así resulta del hecho de que no manifestara su existencia a sus conocidos y amistades". Indica, además, que tampoco comparte la valoración de la sentencia recurrida cuando, con apoyo en una sentencia de otra Audiencia Provincial (que, por lo demás, no se basa en los mismos hechos), considera que la actuación de la hija al conocer la enfermedad del padre y no subir a visitarlo justifica su desheredación. "No podemos aceptar", en definitiva, que "el daño o sufrimiento que ello pudiera reportar al padre por estar próximo al fallecimiento sea imputable a un comportamiento reprobable e injustificado de la hija. No es la hija quien, rompiendo normales y exigibles normas de comportamiento abandona al padre enfermo (quien, por otra parte, no precisaba ayuda para su cuidado), sino que es el padre quien, tras haber abandonado a la hija siendo una niña, pretende hacer recaer sobre ella el reproche y las consecuencias de que no sintiera afecto por él, pese a haberla abandonado siendo una niña", concluyen.

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