Madrid, 17 jun (EFE).- Las cifras sobre la degradación del suelo en el mundo "varían entre un 20 y un 40 por ciento según la fuente que se consulte", un fenómeno que va en aumento a causa de los impactos del cambio climático, y que podría mejorarse con una "reordenación del territorio y cambios de consumo".
Así lo ha explicado a EFE el profesor de la Universidad de Alicante, Jaime Martínez Valderrama, y autor del libro "Desertificación, cuando el territorio hace aguas" (Editorial Tirant Lo Blanch), con el que pretende sensibilizar y explicar las soluciones y herramientas para combatir el problema con "la cooperación de todos", en el marco del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía.
Martínez Valderrama, ingeniero agrónomo, especialista en Desertificación y Cambio Global, es además colaborador científico de la Estación Experimental de Zonas Áridas en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Este año el lema de la celebración del Día Mundial es "Unidos por la Tierra: Nuestro legado y nuestro futuro", una edición que coincide con el 30º aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
Las cifras sobre desertificación "varían permanentemente", ha dicho Martínez Valderrama, quien ha asegurado que se está elaborando un "Atlas de la desertificación en España, que permita ponerle números a la degradación del suelo"; porque, "cada año se degradan cien millones de hectáreas en el mundo".
La degradación del suelo, como lo recoge la palabra "'land', en inglés, incluye el agua, la vegetación, la biodiversidad y el propio suelo", ha añadido el experto, para quien la "desertificación es la degradación que ocurre en un sitio particular que son las zonas áridas. Pero puede haber desertificación más allá de las zonas áridas".
En el mundo actualmente hay "más o menos un 46-47 % de zonas áridas", un porcentaje que "ha subido desde hace unos 30-40 años desde el 40-41 %, mientras en España hay un 75 % de zonas áridas", cuya causa es el cambio climático, porque cada vez llueve menos y se evapora más agua porque hace más calor, "lo que ha provocado que ese ratio vaya siendo más alto en más sitios".
"La situación va aridificando el problema", ha explicado, y las cifras que él maneja "curiosamente coinciden para España y para el mundo en un 20 % de territorio degradado", mientras, según datos de Naciones Unidas, esa cifra asciende "al 40 % de las zonas terrestres del planeta", que afectan a la mitad de la población mundial y puede afectar a la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, aproximadamente unos 44 billones de dólares.
Una degradación que, según las estimaciones de Naciones Unidas, están causadas por un aumento del 29 % de los periodos de sequías desde el año 2000, impactos que de no adoptar medidas podría afectar a tres cuartas partes de la población mundial en 2050, advierten.
En su opinión, "no se están adoptando medidas" para paliar el problema, salvo "algunas" contra el cambio climático y para conservar la biodiversidad, pero "no son efectivas, porque, en general, los motores de la desertificación son los mismos que los del desarrollo: se está contraponiendo desarrollo y desertificación".
Entre las medidas que plantean están: la reforestación. Ha indicado que para recuperar "un centímetro de suelo en una zona árida se calcula que puede tardar entre 600 y 800 años y se pueden perder entre uno y tres centímetros de suelo fértil en una tormenta, un suelo que no tenga cubierta vegetal y esté recién arado".
La segunda solución es reconducir la situación, sobre todo en los sectores agrícola y ganadero y la tercera es "establecer una ordenación del territorio y tener sentido común, produciendo cosas que realmente se necesitan", porque en el mundo hay "unos 48 millones de kilómetros cuadrados dedicados a la agricultura y ganadería, de los cuales solo ocho millones se dedican cultivar cosas alimentos, el resto es para otras cosas, como pastoreo o cultivos para biocombustibles".
Actualmente, la Convención de la Desertificación de Naciones Unidas propone "la neutralidad", es decir "la compensación" en territorios que se degraden, algo a lo que "no están obligados los países porque penaliza la actividad económica en general".
En Europa se ven algunas zonas que han "reverdecido", pero si le "sigues la pista, es porque se está produciendo las cosas en otros sitios". Lo que se está haciendo, asegura, es "exportar desertificación a otros sitios, como el caso de la soja para la elaboración de piensos. Son muchas las cosas que hay que hacer para cambiar los modelos de consumo", ha subrayado. EFE
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