Laurent Garnier pone a bailar al público del Sónar con un repaso por el techno de su vida

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Lara Malvesí

Barcelona, 14 jun (EFE).- La leyenda del techno y house Laurent Garnier, el 'dj' y productor francés que ha acompañado al festival Sónar desde 1994, ha regresado este viernes a la que ya es su "casa" para repasar treinta años de carrera y escena que son también las tres décadas de historia del festival barcelonés y gran parte de su entregado público.

El incansable icono de la música electrónica ha llevado de viaje al público del Sónar -muy dispuesto a bailar pese a los casi 30 grados bajo la carpa del Sonar Village- por algunos de sus temas clásicos entre canciones de su último trabajo '33 Tours Et Puis S'en Vont' publicado bajo su propio sello, Cod3 QR.

Aunque no le guste ni que le consideren un "clásico" ni una "leyenda", su humildad no le exime de la fascinación de un público entregado que bailaba a su ritmo disfrutando tanto los momentos valle como los de "subidón". Ha pinchado tres horas, pero podría haber estado un día entero transportando a los que bailaban en la pista del Sónar Village directamente a los noventa.

Y es que el veterano 'dj' sabe leer y animar como nadie al público, entre el que abundaban no tan jóvenes para los que desde luego no era la primera sesión con el maestro Garnier.

Bart, un belga de Amberes de 52 años, explicaba a EFE que el 'dj' le retrotrae a las sesiones en el club Fuse de Bruselas y también a algunas escapadas a los clubs de eletrónica de Berlin.

Carles, que prefiere no dar su edad, aunque peina canas, asegura que no se ha perdido ni una visita del francés al Sónar desde aquella primera sesión de la noche de los tiempos del festival, hace exactamente treinta años.

Pese a su veteranía, Garnier sigue bebiendo de nuevos discos y referencias (dicen que escucha cinco horas de música al día) y no parece dispuesto a parar el ritmo, ni en las pistas ni en su estudio personal.

En los últimos tres años de ausencia del festival, Garnier no solo ha estado codirigiendo su nuevo sello Cod3 QR con Scan-X, sino que también ha sido coautor de un libro e incluso ha afirmado la banda sonora de una película.

Y eso que la pandemia del COVID le hizo parar e incluso llegó a sentirse "incómodo" pinchando música techno porque para él la música electrónica de clubbing era sinónimo de sonido del futuro, y con la pandemia no había futuro claro.

El resultado de ese proceso, su último trabajo, está lleno de temas destinados a la pista de baile, incluido el single 'Barry White', como el resto cercanos a los diez minutos. Y es que el francés tiene querencia por las canciones que parecen epopeyas, como también son buenos ejemplos 'Reviens la nuit' y el climático 'Let the People Faire la fete'.

En la sesión de este viernes en el Sónar ha tirado de pericia mezclando y ha dejado claro el por qué de una larga carrera que le ha llevado por clubs de todo el mundo como The Haçienda, Amnesia, Heaven, The Mud Club o Berghain.

Garnier, responsable primero de que París tuviese su propia gran escena de baile, y que usaba el sinónimo Dj Jamón en sus primeros Sónar, por su estima por el jabugo y como guiño a su hit 'Crispy beacon', seguramente el más popular.

La suya es la historia del techno de los últimos años, un sonido que parte del house como base pero que ha ido incorporando el new wave, el reggate y el punk. Combinaciones que parecen sin sentido hasta que suenan por los altavoces de la música de baile.

Este viernes de Sónar con Laurent Garnier y que coronarán otros galos, Air, ha sido francófono hasta la médula también gracias a Marie Davidson, diva de la electrónica nacida en Montreal (Canadá).

Davidson es una provocadora, y si no lo es, su voz, cuando canta o cuando simplemente recita sobre sus composiciones, hacen pensar lo contrario, por algo será.

La de Montreal ha ofrecido esta viernes en el escenario del SónarPark uno de los directos más esperados de esta edición, un contundente y gimnástico ejercicio que ha gravitado entre el hard techno y un electro divertido, tan gamberro como su actitud, tanto tras la mesa como micro en mano animando a seguir sudando en la pista.

Sin duda, una de las actuaciones más divertidas de este Sónar 2024, que confirma que Marie siempre gana en las distancias cortas.

En la oscuridad, y la comodidad que permite unos buenos asientos del auditorio Complex+D, la tolosana Verde Prato tampoco ha decepcionado.

Un show autogestionado de dream pop y folk electrónico artesanal, en el que juega con su voz, en un euskera cadencioso, convertida casi en un lamento, y una caja de ritmos básicos pero eficaces, a los que ha sumado, cuando ha sido necesario silbidos. Una especie de yo me lo guiso, yo me lo como. Una artista para tener el foco. EFE

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(foto)

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