Ureña y Jiménez naufragan ante los exigentes "victorinos" de la Corrida de la Prensa

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Paco Aguado

Madrid, 5 jun (EFE).- Los toreros Paco Ureña y Borja Jiménez, que actuaban hoy mano a mano en la Corrida de la Prensa de Madrid, naufragaron claramente, por sus errores e indecisiones, ante una seria, encastada y muy exigente corrida de la divisa de Victorino Martín, que el rey Felipe VI presidió desde el Palco Real.

El monarca, acompañado de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, el ministro de Agricultura, Luis Planas, Planas, la periodista María Rey y el torero Francisco Rivera Ordóñez, accedió al lugar de honor de la plaza, en vez de la barrera que suele ocupar habitualmente en este festejo tradicional de la temporada madrileña. Y desde allí fue un más distante pero igual de privilegiado testigo de la desafortunada tarde de ambos espadas.

Porque, entipados y de serio trapío, los de Victorino fueron aún más serios en su comportamiento, con una dura casta que, en distintas versiones, puso a prueba la firmeza y la precisión técnica de dos toreros a los que este mano a mano les acabó viniendo demasiado grande.

No puede negarse que ambos hicieron un notable esfuerzo con sus lotes -algo más complejo el de Ureña- pero no el suficiente para llegar a imponerse más que en momentos muy aislados y puntuales de faenas en que los cárdenos herrados con la coronada casi siempre llevaron la iniciativa.

A Paco Ureña le correspondió, en primer lugar, el de menos juego: un toro muy frenado y de cortísimas arrancadas, tal vez por alguna lesión en los cuartos traseros, con el que no se fajó demasiado, pero sí que se alargó con el tercero, un toro fino y cornalón, tampoco fácil, que pedía más sometimiento y mando para ordenar sus repetidas arrancadas.

Y eso fue lo que le faltó precisamente a los muletazos del murciano, una mayor precisión a la hora de citar y de gobernar el trazo de los pases, lo que le hubiera ahorrado esas fatigas por las que, tras una estocada fulminante, se le llegó a pedir hasta una oreja sin demasiada fuerza.

Así que la tarde le pesaba ya con el quinto, que en cuanto tuvo delante la muleta de Ureña rompió a embestir con una entregada profundidad, pero en lo que solo fue un espejismo, pues no tardó en comenzar a salir desentendido de las suertes, aunque sin llegar nunca a abandonar una pelea en la que hubo altibajos de acople y de seguridad por parte del matador.

El lote más completo, y con más claras opciones de triunfo, fue el de Borja Jiménez, que lució un vestido de un color y con un bordado similar al que sacó Niño de la Capea la tarde de su gran faena a un "victorino" en la también Corrida de la Prensa de 1988. Pero el guiño no le función como "amuleto" al sevillano.

Ya con su primero, un auténtico "tío" pero de muy buenas hechuras, no se aplomó con la suficiente firmeza para llevar sometidas sus fuertes, entregadas y hondas embestidas, apenas ligadas de dos en dos pases y sin rematarlos nunca bajo la pala del pitón, por lo que se vio desbordado en varias ocasiones.

Y ese mismo error técnico lo repitió en su infructuoso esfuerzo ante el cuarto, un toro que venía más despacio y del que había que tirar, lo que no pudo hacer aliviando los muletazos muy por alto, por mucho que le sirvieran para aliviarse también él.

Así que al salir el sexto Jiménez se veía tan superado que dio orden a su picador de que castigara duramente al que iba a ser otro de los mejores toros de la encastada "victorinada", además del más "agradable" de hechuras. Y ni así, vacío de ideas y de fuelle, fue capaz de asentarse, muleta en mano, con un mínimo de convicción el torero de Espartinas, muy lejos de la poderosa imagen que ofreció con estos mismos toros y en esta misma plaza la pasada feria de Otoño.

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FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Victorino Martín, en el tipo de la casa y de muy seria presencia, aunque dispar de volúmenes y cuajo. Corrida encastada y exigente en distintas versiones, con un quinto rajado y un bravísimo segundo como puntos opuestos.

Paco Ureña, de rosa y oro: dos pinchazos, estocada desprendida delantera y nueve descabellos (silencio tras dos avisos); estocada desprendida delantera (vuelta al ruedo tras aviso y petición insuficiente de oreja); y pinchazo, bajonazo atravesado, estocada baja delantera y descabello (silencio tras aviso).

Borja Jiménez, de verde botella y oro: pinchazo, estocada corta tendida y seis descabellos (palmas tras aviso); estocada desprendida delantera (silencio); y pinchazo y media estocada desprendida (silencio).

El rey Felipe VI presidió la corrida desde el Palco de Honor, acompañado de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, del ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, de la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, María Rey, y del diestro retirado Francisco Rivera Ordóñez.

Corrida de la Asociación de la Prensa de Madrid, integrada como vigésimo tercer festejo del abono en la feria de San Isidro, con lleno de "no hay billetes" (unos 23.000 espectadores) en tarde calurosa.

EFE

pa/jlg

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