Pedro Pablo G. May
Gallegos de Crespes (Salamanca), 1 jun (EFE).- El 'rewilding' o restauración de ecosistemas "es un movimiento fantástico" para motivar "desde lo más profundo" a la hora de combinar protección de la biodiversidad y producción agroganadera ecológica, según Jacobo Fitz-James Stuart e Inka Martí.
Es "el aullido de la Naturaleza que nos llama a regresar al mundo salvaje", explican, entre el entusiasmo y la esperanza, los condes de Siruela desde su finca salmantina en tierras de los antiguos celtas vetones, donde desarrollan el proyecto Airhón -cuyo nombre proviene del antiguo dios local de la vida, la muerte, las aguas y la regeneración-, "aunque le hemos intercalado la hache por el Hoyo de los Lobos", en referencia a la familia de estos animales que frecuenta la zona.
"La idea de regenerar la tierra, el 'rewilding', ha sido un chispazo de los últimos años" que está movilizando a "mucha gente joven" a volver a la Naturaleza porque es beneficiosa, no solo desde el punto de vista económico agroganadero, sino por la regeneración del entorno natural, precisa Martí, quien tiene "la visión de establecer y ampliar un corredor desde Ávila hasta el Valle del Coa en Portugal, incluyendo Gredos" que pueda servir como modelo rentable de reserva medioambiental.
Para ello, "no es necesario forzar la situación" como sucede con la reintroducción del bisonte "que busca sobre todo atraer turismo", sino que basta con restaurar el entorno "y se recupera solo: lo hemos visto con los ciervos, que nunca tuvimos aquí y ahora aparecen", dice.
El proyecto nace con la herencia de 4.000 hectáreas recibidas por el conde de Siruela tras el fallecimiento de su madre, la Duquesa de Alba, y "desde el primer momento se encargó Inka de ello porque es más práctica; yo soy editor desde hace 40 años, más teórico y libresco, y hubiera sido un desastre", comenta Jacobo.
Su interés se refleja, no obstante, en publicaciones como la colección 'Liber Naturae' de su editorial Atalanta, que aspira a superar el concepto de la Naturaleza del siglo XIX como "una simple máquina gobernada por leyes naturales" para recuperar la idea tradicional del 'Anima Mundi' (Alma del Mundo) que la consideraba "sagrada, porque es un organismo lleno de organismos, vida pura".
"Nosotros pensamos que estamos aparte de la Naturaleza, pero la ciencia nos dice que somos parte de ella", insiste el editor, y por tanto "no debe ser algo ajeno, sino cercano y compartido", puesto que "todo lo que vemos está animado" e "incluso las piedras tienen una intensa vida molecular".
El Proyecto Airhón convirtió en vedado lo que era una antigua finca de caza y a lo largo de los últimos ocho años ha logrado conformar un gran espacio de biodiversidad, incluyendo tierras dedicadas a cultivo y otras a la ganadería con más de 1.500 animales, de los cuales un porcentaje son vacas moruchas.
"Es una raza autóctona, que se cría en extensivo y es buena productora, pero tiene mala fama", lamenta Martí, aunque es "la vaca del cambio climático: necesita poquísima agua y comida, nunca tiene abortos ni problemas y sabe defenderse de los animales salvajes."
Su futuro es incierto, porque la Administración "pretende ir a la vaca mixta" y la morucha "se puede extinguir si no se la protege adecuadamente", pero está convencida de que "esto va a cambiar y con el tiempo se llegará a exportar".
La zona alberga desde una pareja de águilas imperiales hasta jabalíes o garduñas y también lobos, unos depredadores "esenciales para la selección natural" y cuya imagen ha sido muy castigada, si bien "cada vez son más los ganaderos a favor, pero tienen miedo a hablar por problemas de convivencia con amigos y familiares".
A su juicio "el griterío contra los lobos suele estar relacionado con la petición de más subvenciones" y, sobre todo, la falta de presencia humana en los terrenos, pero un cuidado responsable de las fincas con mastines o con pastores eléctricos, además de guardar el ganado por la noche, evita el problema.
De hecho, los ataques del lobo "han descendido de 356 a 70 desde 2021 así que algo estamos haciendo bien", comentan, por lo que quizás en el futuro suceda como con los linces que "los cotos de caza se pelean ahora por ellos como depredadores reguladores, cuando antes no los querían".
Entre la influencias para el desarrollo del proyecto Airhón, Martí cita a los ganaderos norteamericanos Carbon Cowboys (Vaqueros de Carbono) y la texana y autista Temple Branding, quien por su condición percibía con facilidad el sufrimiento de los animales y llegó a diseñar un mecanismo para calmar a los animales, del que luego preparó una versión para ella misma.
"En América, también en la hispana como Paraguay, Uruguay o Argentina, están más avanzados que nosotros en este sentido", indica, pero "hay gente de todas las edades haciendo cosas en muchos sitios: Escocia, Inglaterra, Italia, Rumanía..."
"Ganaderos y agricultores somos sanadores de la tierra" y "aunque en los últimos ocho años hemos estado solos en esta batalla, ahora se están vendiendo muchas tierras y poco a poco habrá opciones para gente joven que tiene ganas de hacer las cosas de otra manera", concluye Martí. EFE
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