'Becoming Karl Lagerfeld', el ascenso del 'kaiser', un as en negocios sin vida personal

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Madrid, 28 may (EFE).- Cinco años después de su muerte, la serie 'Becoming Karl Lagerfeld' traza el perfil creativo de uno de los grandes diseñadores de moda, un artista multidisciplinar, con olfato para los negocios y una complicada vida personal en la que no había espacio para el sexo.

El que fuera director creativo de Chanel, Fendi y de su propia firma hasta su fallecimiento es el protagonista de 'Becoming Karl Lagerfeld', que a partir del 7 de junio emite Disney+.

De Karl Lagerfeld, sus amigos además de resaltar su genio creativo más allá del diseño, destacaban su sentido del humor y su capacidad para conversar de cualquier tema. A pesar de su ego, sabía cómo halagar a sus clientas e incluso hacer de algunas de ellas sus mejores amigas.

La serie aborda una etapa, de 1973 a 1981, en la que es director creativo de Chloé y lanza su firma. El modisto, que ha vestido en infinidad de ocasiones a Carolina de Mónaco y a su hija Carlota, aparece como un hombre hermético, blindado a los sentimientos, solo.

Resulta ser un as para los negocios, manipulador, con una personalidad compleja y alejado de los excesos en los que vivía su entorno.

No bebía alcohol, no tomaba drogas, solo el consumo compulsivo de dulce en momentos críticos le hacía sucumbir a la desmesura. De hecho, se sometió a una dieta en 2003 con la que adelgazó más de 40 kilos en un año, según dijo para ponerse los ajustados trajes de Hedi Slimane para Dior, un escándalo por su procedimiento sobre el que alertaron los nutricionistas.

Isaure Pisani-Ferry, Jennifer Have y Raphaël Bacqué son los creadores de la serie que nace a partir de la biografía escrita por este último 'Kaiser Karl' (2019). Seis episodios que ponen de manifiesto la adición al trabajo Lagerfeld (Daniel Brühl), que se definía como "un mercenario del prêt-à-porter'" y que acabó siendo el 'kaiser' de la alta costura.

Un advenedizo, un alemán al que persigue el pasado nazi de su padre; que después de llevar décadas instalado el París no le consideran digno de ser representante de la moda francesa y que tras desdeñar la alta costura su único deseo era volver a crear diseños exclusivos.

Un recorrido que comienza cuando tiene 40 años y en el que su único objetivo es triunfar en la moda y mirar de igual a igual a Yves Saint Laurent, su eterno espejo al que admira como creador, pero con el mantiene una relación de amor-odio, que se incrementa por el particular triángulo amoroso que mantienen con Jacques de Bascher.

El hilo conductor de la historia es ese trío en el que confluyen. Lagerfeld estableció con Bascher una relación paterno filial, le mantenía, alentaba y cuidaba, pero nunca hasta el punto de desviarse de su camino, la moda.

Aristócrata, con familia dedicada a los viñedos, Bascher (Théodore Pellerin) mantuvo una complicada y platónica relación con Lagerfeld, su pareja durante 18 años; un tiempo en el que compartió una relación física con Saint Laurent.

Saint Laurent (Arnaud Valois) y Lagerfeld se conocieron en la adolescencia al ganar ambos el primer premio del Secretariado Internacional de la Lana en 1954. En la serie su relación en ese tiempo no se explícita, pero sí los celos y la admiración entre ambos.

Al empresario y creador de la Cámara Sindical de los Creadores de Moda francesa, Pierre Bergé, pareja de Saint Laurent, es al que se le acusa de romper la relación entre ellos. Para él solo había un podium al que subirse como número uno y era para el creador francés.

Bergé (Alex Lutz) mantuvo con Lagerfeld una enemistad que duró décadas, nunca dudó en lanzar dardos envenenados contra Lagerfeld, de una manera sutil, pero directa con los que desprestigiaba su trabajo.

Dos genios a los que con habilidad unió Paloma Picasso, amiga de ambos, en su enlace con Rafael López. Los dos crearon el vestuario de ese día: un traje de chaqueta para la boda civil de Saint Laurent y un vestido rojo fuego para la fiesta de Lagerfeld.

Una década en la que su pulcra imagen ya incorporaba las gafas de sol, los pañuelos al cuello, un abanico y su distintiva coleta.

Un fax en el que los dueños de Chanel le anuncian que buscan director creativo y solicitan una entrevista con él, pone el fin a una historia con una recatada sonrisa y una mirada triste. EFE

it/oli

(fotos cedidas)

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