Amaya Quincoces
Madrid, 15 may (EFE).- Drones, sensores, supercomputación, satélites; una nueva generación tecnológica irrumpe en la lucha contra los incendios forestales, agravados por la crisis climática y unas temperaturas que mantienen ya en riesgo extremo en estas fechas a varios puntos del Mediterráneo.
La crisis climática que azota al planeta con episodios de calor extremo estresa la vegetación forestal hasta niveles desconocidos y está disparando la extensión y virulencia de una nueva generación de macroincendios, que sacude a multitud de países, no solo en verano sino en cualquier época del año.
A las puertas del verano meteorológico, que arrancará en junio, los países se organizan frente a la amenaza de los incendios; España ha anunciado que adelantará una vez más la campaña estatal de incendios forestales para estar preparada con antelación.
También a orillas del Mediterráneo en el continente africano, a lo largo de la franja norte varios puntos están en alerta extrema, especialmente el nordeste, según los datos actualizados sobre riesgo de incendios del servicio europeo Copernicus.
"Se necesitan nuevas herramientas para dar respuesta a problemas ambientales cada vez más complejos", como los grandes incendios, explica a EFE el ingeniero Rafael M. Navarro, director del Laboratorio de Dendrocronología, Selvicultura y Cambio Climático de la Universidad de Córdoba (sur), además de catedrático de ordenación de montes.
La crisis climática y los cambios de usos del terreno forestal por la actividad humana deterioran los ecosistemas e impactan en su conservación, en el desplazamiento de especies y en la conectividad y la fragmentación de hábitats, aumentando su vulnerabilidad.
Según los expertos, unos 10 millones de hectáreas de sistemas forestales son destruidas cada año; sin embargo estos ecosistemas son fundamentales para la humanidad porque absorben de la atmósfera alrededor del 30 % de emisiones de CO2, principal causante de la crisis climática global.
Además, son fuente de salud y recursos básicos para el bienestar social, como los medicamentos, los combustibles, el agua y alimentos.
En el mundo actual, "las tecnologías geoespaciales o la geoinformática emergen como herramientas fundamentales" para la persistencia de los ecosistemas forestales y la generación de servicios ambientales fundamentales para la sociedad, asegura Navarro.
No se trata de "informatizar el bosque", ni llenarlo de sensores, inteligencia artificial o equipos electrónicos, sino "recurrir a los medios que la digitalización ofrece" para gestionar mejor los espacios forestales y asegurar su preservación y uso sostenible.
Según el profesor Navarro, la transformación digital es una necesidad "imperiosa" para las ciencias forestales dada la gran vulnerabilidad de los ecosistemas forestales frente a las crisis ambientales del siglo XXI.
Las geociencias, cuya importancia en la gestión forestal se ha disparado en las dos últimas décadas, contribuyen al desarrollo de infraestructuras y tecnología para el acceso y análisis de la información a partir de fuentes diversas, como las bases de datos masivas (data mining o big data) o la teledetección (sensores remotos, como satélites o drones).
Estas tecnologías se sirven además de la sensorización de la vegetación sobre el terreno y la conexión a la red, el internet de las cosas, y de la inteligencia artificial y la supercomputación para multiplicar la capacidad de análisis de datos y la modelización para mejorar la gestión forestal.
La geoinformática ayuda a comprender mejor los fenómenos relacionados con el territorio en toda su complejidad (suelo, vegetación, ciclos bio-geoquímicos, clima, etc.) y existen cada vez más aplicaciones que la utilizan.
Algunos ejemplos se dirigen a la evaluación de procesos de deforestación en la Amazonía (Global Forest Watch, Global Forest Resources Assessment-FRA); también para la restauración de bosques (Programa de Restauración Forestal de África-AFR100), o frente a incendios forestales (The Global Wildfire Information System-GWIS; Global Fire Monitoring Center-GFMC).
La geoinformática se sirve de sistemas de información geográfica o SIG, y generación de productos cartográficos en tiempo "pseudo" real mediante aeronaves sensorizadas y drones (detección temprana, vuelos nocturnos, definición de perímetros, etc).
Asimismo, cada vez más administraciones forestales recurren a la simulación de grandes incendios basados en supercomputación (Wildfire Analyst®, Tecnosylva), para mejorar los trabajos de prevención, extinción, y restauración postincendio.
En tareas concretas para esto último se están utilizando imágenes de satélite y datos disponibles gratuitamente procedentes del sensor Sentinel-2, misión de observación terrestre desarrollada por la ESA dentro del programa Copérnico.
Y ello junto con estudios a largo plazo usando series temporales largas, basados en plataformas en la nube que permiten el análisis y visualización de datos geoespaciales a escala global (Google Earth Engine).