Víctor Martí
Barcelona, 10 may (EFE).- El Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat se adapta a los nuevos tiempos. 330.000 euros de inversión para construir el epicentro de la escalada deportiva en España. El nuevo muro tiene una altura de 12 metros con dos pendientes de 20 grados negativos intercaladas con otra pared de 45 grados negativos y casi 12 metros de recorrido. Alberto Ginés ya tiene su ansiado rocódromo.
El oro de Alberto Ginés en escalada deportiva en Tokio 2021 fue una de las sorpresas de los últimos Juegos Olímpicos, sobre todo por haberlo conseguido sin contar con un rocódromo en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde, tres años después del éxito inesperado del extremeño, ha adecuado sus instalaciones para los talentos de este joven deporte olímpico.
El primer oro olímpico de la escalada deportiva afrontará las series clasificatorias para París 2024, que se disputarán en Shanghái (entre el 16 y el 19 de mayo) y Budapest (del 20 al 23 de junio), con 'buenas noticias' en la maleta.
Antes de iniciar esta fase decisiva para participar en la prueba combinada que tendrá lugar en la capital francesa, los operarios finalizaron las obras del muro exterior de dificultad -una de sus especialidades- en el CAR de Sant Cugat. La instalación se suma a la sala interior que desde el año 2022 está operativa para que los deportistas entrenen las modalidades de bloque y velocidad.
El nuevo muro, que tiene una altura de 17 metros con dos pendientes de 20 grados negativos intercaladas con otra pared de 45 grados negativos y casi 12 metros de recorrido, se asemeja al de los últimos Juegos Olímpicos, además de tener unas características similares a los bloques de Briançon y Chamonix, en Francia.
"Es el muro que nuestros deportistas se encontrarán en las competiciones internacionales de más alto nivel", explica a EFE, Lluís Giner, director de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME).
Con la construcción de dicho bloque exterior, se pone fin a la primera fase de un plan que se empezó a dibujar en 2016, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) determinó que la escalada deportiva sería olímpica en Tokio.
Pero el proyecto no empezó a ser una realidad hasta después de los Juegos Olímpicos celebrados en la capital de Japón, donde Alberto Ginés se convirtió, contra todo pronóstico, en el primer oro olímpico en escalada.
Su victoria fue inesperada no tanto por su talento, sino por cómo preparó la competición. El escalador extremeño se encumbró en Tokio tras años entrenando en rocódromos privados, compartiendo espacio a menudo con los clientes de este tipo de instalaciones.
"Teníamos que pedir a los usuarios que dejaran hacer unas series a Alberto Ginés. Había mucha gente respetuosa y amable que no nos ponía problemas, pero otros nos decían que habían pagado entrada, y tenían todo el derecho del mundo en decírnoslo", recuerda Giner.
Y el éxito inesperado de Tokio aceleró el proceso que, a fuego lento, se cocía desde 2016. "Alberto Ginés ha escrito su nombre en una página dorada. La primera medalla de oro de los Juegos Olímpicos en escalada se la colgó él. Y eso tuvo un impacto en el país y en la federación. El Consejo Superior de Deportes (CSD) entendió la jugada", reflexiona el director de la FEDME.
Y así fue como el CSD, el CAR de Sant Cugat y la FEDME, con el impulso económico de los fondos europeos, unieron fuerzas para financiar la instalación de la sala de entrenamiento interior y la construcción del muro exterior.
El proyecto ha tenido un coste de unos 330.000 euros y el objetivo principal de su construcción es "equipar a la FEDME con las mejores instalaciones para poder conseguir los objetivos deportivos", según apunta Meritxell Bujons, responsable del servicio de deportes del CAR.
Los ocho escaladores de alto rendimiento becados que hacen vida en Sant Cugat del Vallès son los principales beneficiados de dichas instalaciones, mientras que otros deportistas españoles de nivel también las podrán utilizar puntualmente.
"Esta infraestructura está pensada para los ocho becados. Además, tenemos la posibilidad de hacer concentraciones en Sant Cugat durante la temporada, que es de diciembre a marzo. Esto es fundamental para que crezca el nivel en las competiciones internacionales más allá de los Juegos Olímpicos", resalta Giner.
En el preolímpico de Shanghái y Budapest, además de Alberto Ginés, Erik Noya, Leslie Romero y Carla Martínez buscarán una plaza para participar en París en la modalidad de velocidad.
A diferencia del penúltimo ciclo olímpico, todos ellos habrán preparado los Juegos en unas instalaciones adaptadas a sus necesidades, aunque la intención de todas las partes implicadas es que este sea el primer paso para mejorar la infraestructura de los escaladores españoles de alto rendimiento.
"En los próximos años, tenemos que ampliar lo que tenemos. La sala interior tiene que acabar de adecuarse, el muro de dificultad se deberá ampliar lateralmente. Seguiremos teniendo necesidades. Somos conscientes de que todo a la vez no puede llegar, pero esperamos que en el próximo ciclo olímpico lo podamos mejorar", vaticina Giner.
En este sentido, la responsable del servicio de deportes del CAR opina que para que la escalada goce de las instalaciones de otros deportes olímpicos "falta un recorrido", ya que se trata de una disciplina "muy nueva".
Lo que sí parece claro es que el CAR de Sant Cugat será el epicentro de la escalada deportiva de alto rendimiento para los deportistas olímpicos de una disciplina en auge. EFE
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