'El mal no existe', de Hamaguchi, avisa de la voracidad capitalista: "No hay vuelta atrás"

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Madrid, 26 abr (EFE).- Ryûsuke Hamaguchi, en el olimpo del cine desde que su largometraje 'Drive my Car' (2021) ganase el Óscar, estrena en España 'El mal no existe', una parábola ecologista que acaba con un bofetón, a pesar de lo cual el japonés asegura que no quiere aleccionar con sus películas, sino entretener.

"No hay moraleja, sólo intento que cada uno dentro del lugar y las circunstancias que tenga, reflexione sobre su propia situación", afirma el cineasta japonés en una entrevista con un reducido número de periodistas, entre ellos EFE, sobre su nueva cinta, en la que evidencia la amenaza capitalista contra la naturaleza.

"Me preocupa esa tendencia a nivel personal y en lo que supone para la sociedad japonesa, porque creo que está llegando a un límite en el que ya no hay vuelta atrás, esta voracidad de la sociedad, empeorada por el envejecimiento y la crisis económica, está llegando a un punto en que la naturaleza, incluso la que llevamos dentro, ya no va a poder ser capaz de regenerarse", advierte.

Aunque la película llega el próximo día 1 de mayo a las salas españolas, su argumento y su final abrupto ya se han comentado en varios festivales españoles por los que ha pasado (San Sebastián, Gijón) tras ganar el Gran Premio del Jurado de Venecia.

Como preparación de lo que le espera al espectador, la película comienza con un largo travelling que enfoca a un cielo de invierno entre copas de árboles mecidas por el viento, mientras suena una música envolvente.

Es un bosque precioso y tranquilo, y una niña juguetea entre la nieve. Su padre, Takumi, corta troncos con la habilidad de quien lleva mucho tiempo haciéndolo. Amontona la leña sin prisa y va a un arroyo cristalino a recoger agua, cazo a cazo, para llenar los bidones que abastecen al restaurante de sus vecinos, famoso por servir el mejor udon de la zona.

En ese comienzo pegado a la vida en la naturaleza, 'El mal no existe'. "Yo soy de ciudad y ocurre que, cuando pasas cierto tiempo en el campo, sobre todo en invierno, tienes la sensación de que en la naturaleza el mal no existe". Quizá, filosofa, "el mal lo traemos nosotros dentro".

El conflicto surge cuando un par de urbanitas, contratados por una empresa de Tokio, aparecen en escena explicando a la población de Mizubiki, en la reserva natural de Nagano, un proyecto turístico de 'glamping' (absurda mezcla de camping y glamour) en la zona alta del pueblo, en medio de un paso de ciervos salvajes, que generaría muchos beneficios económicos.

Pero los pobladores saben que el impacto ecológico repercutiría en la vida diaria de sus 4.000 habitantes: sus fosas sépticas contaminarían sus purísimas aguas, de las que están tan orgullosos, entre otros inconvenientes.

"Este tipo de tensiones entre el campo y la ciudad existen en todas partes del mundo; de alguna manera la ciudad es donde se intenta demostrar el éxito de la sociedad capitalista y no les importa lo que ocurra fuera. El peligro -considera Hamaguchi- es que la sociedad actual deja los problemas para los que vengan detrás".

El director de 'La ruleta de la fortuna y fantasía' (2021) utiliza, como en 'Drive my Car' y otras cintas suyas, el recurso de la charla en un coche para dar relevancia a los personajes que vienen de fuera. "Van juntos y solos, es natural que hablen", explica.

Y mientras todo sucede, la música de Eiko Ishibashi, con la que Hamaguchi trabaja habitualmente, arropa las imágenes, o al revés: el director explica que "la idea era filmar unas escenas para un espectáculo musical de Eiko", pero cuando empezó a rodar ella todavía no había compuesto la música.

Hablaron y decidieron hacer dos proyectos paralelos, 'Gift', en el que Ishibachi acompañaría las imágenes con su música en directo, y 'El mal no existe', donde Hamaguchi utiliza la música "como un elemento paisajístico más de la película".

Hasta que la corta en seco para que su ausencia obligue al espectador a fijarse (y escuchar) lo que no debe dejar pasar.

"Hay que tener cuidado con el equilibrio entre música e imágenes, porque me da la sensación de que algunas imágenes son demasiado atractivas. Corto para que no se olviden de que están viendo una película". EFE

aga/mcm

(foto)(vídeo)

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