Palma, 23 abr (EFE).- Los especialistas han advertido, en el congreso sobre patología dual celebrado en Palma, de que los intereses restringidos y obsesivos de los pacientes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) pueden dificultar el diagnóstico de adicciones comportamentales.
La alta incidencia de la coexistencia de adicciones y otros trastornos mentales, conocida como patología dual, está avalada por la evidencia científica en trastornos como la depresión, la psicosis, la bipolaridad, los trastornos de la personalidad o el TDAH, ha informado en un comunicado la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).
Sin embargo, y pese a que esa evidencia también existe en el caso del TEA, los expertos señalan que “en muchas ocasiones se atribuye al diagnóstico principal toda la problemática y no se presta suficiente atención a las comorbilidades y su tratamiento específico”, lo que le ha valido el sobrenombre de 'la patología dual olvidada'.
“En el caso del TEA, además, los intereses restringidos, intensos y obsesivos pueden ser difíciles de diferenciar de las adicciones comportamentales, y el uso de sustancias como el alcohol o el cannabis muchas veces se minusvalora o se justifica por las dificultades sociales de las personas con este trastorno”, ha afirmado la doctora Mara Parellada, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y miembro de la SEPD.
Durante su intervención en el 8º Congreso Mundial de la World Association of Dual Disorders (WADD) y del 26º Congreso de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), celebrado en Palma, la experta ha destacado que las personas autistas funcionan “como un factor de vulnerabilidad” para cualquier otro trastorno.
Esto provoca que la prevalencia de trastornos por uso de sustancias y adicciones comportamentales sea por regla general mayor entre este grupo que en la población neurotípica, aunque con diferencias sustanciales en función de la edad.
“En la adolescencia, por ejemplo, es menos frecuente entre las personas TEA el uso de alcohol o cannabis que en población normotípica, y sin embargo, en la edad adulta joven es más frecuente", ha señalado.
En cuanto a las adicciones sin sustancia, "también son más frecuentes, en parte por el uso excesivo de internet que muchos pacientes hacen por la facilidad relativa para las relaciones online en comparación con las relaciones en la vida real”, según Parellada.
La doctora ha indicado que la dificultad para las relaciones sociales está detrás de muchas de las adicciones con o sin sustancia que sufren las personas con autismo, siendo los trastornos por uso de alcohol y de cannabis y el trastorno por juego dual los más frecuentes.
“A veces el uso excesivo de internet tiene una función socializadora, o en el caso del uso de sustancias, un efecto de disminución de la ansiedad social o de mejor tolerancia a las relaciones o a la saturación de la interacción”, ha afirmado.
Los pacientes que más frecuentemente caen en adicciones a sustancias son aquellos “con suficiente inteligencia y autonomía como para poder relacionarse con otras personas en medios sociales fuera de la familia, pero sin las competencias sociales suficientes como para crear una red social propia”.
En el caso de las adicciones comportamentales, son más habituales entre aquellas personas que tienen poco deseo de relaciones personales o más dificultades para éstas, ya que el uso de videojuegos presenta varios beneficios iniciales para ellos al ofrecerles entornos donde las interacciones son más predecibles, lo que les facilita mostrar sus competencias y, en ocasiones, les reporta una valoración de otros que no encuentran en entornos reales. EFE
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