Santiago de Chile, 18 abr (EFE).- El máximo ejecutivo de la Empresa Nacional de Minería de Chile (Enami), Iván Mlynarz, dice en una entrevista con EFE que es factible aumentar en un 70 % la producción de litio antes de 2030 y explica que la participación que los privados tendrán en la explotación del mineral dependerá de la cantidad que se encuentre en los salares del norte.
Entre los criterios para seleccionar a sus socios, la Enami priorizará a quienes “quieran ejecutar el proyecto, tengan capacidad de operación, financiamiento y experiencia”, mencionó Mlynarz, quien señaló que “el proceso de calificación” para asociarse con Enami se abrirá en mayo.
El Gobierno chileno anunció hace un año su esperada la Estrategia Nacional del Litio, con la que busca aumentar la producción del mineral en un 70 % antes de 2030.
Aunque Chile posee las mayores reservas de litio explotables del mundo y es el segundo productor mundial de este recurso, hasta ahora solo se producía desde un único salar, el de Atacama, que concentra el 90% de las reservas del país, y solo dos empresas podían extraerlo: la chilena SQM y la estadounidense Albemarle.
La propuesta del Ejecutivo cambia este escenario y entrega a la estatal Codelco, la mayor cuprífera del mundo, el control mayoritario de los salares considerados estratégicos (Maricunga y Atacama), donde operará en alianza con SQM, mientras que asigna a la Enami cuatro salares Altoandinos (Grande, Infieles, Aguilar y La Isla), pero "sin definir su porcentaje" de participación.
La estatal minera, que enfrenta este desafío en medio de una crisis por pérdidas millonarias, se encuentra ahora en medio de una campaña de exploración de los salares para conocer la concentración de litio a distintas profundidades.
“Es el dato más concreto para saber el valor de negocio asociado a este sistema de salares”, indicó el vicepresidente.
Un decreto de 1979, instaurado durante la dictadura militar en el contexto de la Guerra Fría y vigente hoy, limitó las concesiones de litio y declaró el mineral de “interés estratégico” por sus posibilidades en la tecnología nuclear. Por eso, para abrir su explotación, el Estado suscribirá unos contratos “especiales” con las compañías seleccionadas.
El contrato fijará, entre otros, el impuesto y las compensaciones al Estado para su extracción: "Para una negociación justa, el royalty tiene que ajustarse a las condiciones de los salares", precisó Mlynarz.
Antes de elegir sus contrapartes, la Enami busca ahora la mejor tecnología de extracción directa de litio, una metodología que cambiará el método aplicado hasta ahora, basado en la evaporación en piscinas.
La empresa estatal abrió una convocatoria –que cierra esta semana– a todas las tecnológicas que trabajan con este procedimiento y hasta ahora respondieron 24 empresas de 12 países.
“Eso demuestra que hay un interés importante a nivel global por este proyecto en particular”, indicó el directivo.
Aunque no existe consenso científico sobre la reducción de la huella ambiental de este método, el Gobierno chileno ha definido que reduce el consumo de agua y disminuye el impacto en zonas extremadamente áridas.
En 2022, Chile exportó 6.877 millones de dólares de carbonato de litio, lo que supone un aumento del 777 % respecto de 2021, según el Banco Central, pero en 2023 las exportaciones del recurso registraron caídas de 2.600 millones de dólares.
“Hay un desfase entre la producción y la demanda al corto plazo y eso ha reducido los precios, pero a mediano y largo plazo el requerimiento de litio en el mundo va a seguir aumentando a mucha velocidad”, pronostica Mlynarz, que se muestra “optimista y esperanzado” para avanzar en los proyectos .
Las comunidades indígenas que habitan la zona aledaña al sistema de salares Altoandinos están en pleno desarrollo de una consulta –obligada por ley– para opinar sobre la intervención en estos ecosistemas.
Si bien el resultado de este proceso no será vinculante, para Mlynarz “es importante que estén a favor del proyecto”.
El directivo destacó “el vínculo directo” con los pueblos originarios del lugar y cerró: “Mantenemos un contacto permanente con ellos para que sepan qué sucede en los salares porque tenemos un interés común de cuidar el espacio en el que trabajamos”.
Meritxell Freixas