Carlos López Izquierdo
San Sebastián, 16 abr (EFE).- El avance del euskera en la Educación, las facilidades ofrecidas a quienes buscan aprenderlo y la necesidad de dominarlo para acceder a determinados trabajos en Euskadi ha elevado notablemente en los últimos años el número de hablantes de una lengua vasca cuyo principal reto es ahora extender su uso al ámbito cotidiano.
En sólo diez años, la cifra de euskaldunes ha pasado del 37,2 al 43,3 % en el País Vasco, un crecimiento de 6,1 puntos que supone que un total de 936.812 personas domina esta lengua en un territorio donde otras 412.996 tiene un nivel bueno o regular de comprensión del idioma, aunque lo habla con dificultad.
Según datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat), este crecimiento es mayor aún si se consideran los últimos veinte años, los del período comprendido entre 2011 y 2021, en los que su número creció once puntos porcentuales.
Por tramos de edad, la proporción de población vascoparlante es absolutamente mayoritaria en el grupo comprendido entre los 10 y los 14 años, escolarizado en esta lengua y donde el 90 % de los adolescentes es euskaldun.
Así las cosas, uno de los mayores desafíos a los que actualmente se enfrenta el idioma vasco es el de extender su uso, relativamente habitual en campos como la educación, las administraciones públicas y la cultura vasca, a otros ámbitos como el laboral, la justicia, la economía y las relaciones sociales.
Una asignatura pendiente en mayor medida en las grandes ciudades como Bilbao, San Sebastián o Vitoria donde, aunque el número de euskaldunes tampoco ha dejado de crecer, el empleo del euskera sigue siendo menor que en los núcleos rurales, sobre todo de Gipuzkoa, en varios de los cuales este idioma es incluso la principal lengua vehicular.
Para afrontar este objetivo, las instituciones vascas dirigen desde hace un tiempo sus esfuerzos a la promoción del uso del euskera con campañas como el exitoso 'euskaraldia', que periódicamente promueve un cambio en los hábitos lingüísticos, implicando a la población con un sistema de chapas identificativas que, colocadas sobre la ropa, permiten a los euskaldunes relacionarse en euskera entre sí.
En esta misma línea, pero centrado en el sector público, el Gobierno autonómico (PNV-PSE/EE) ha desarrollado en la última legislatura una intensa acción política para aprobar un nuevo decreto de Normalización Lingüística que ha flexibilizado los perfiles lingüísticos y posibilita los exámenes en euskera en los procesos selectivos para plazas que tengan esta lengua como preceptiva.
Esta norma afecta a más de 140.000 trabajadores en Euskadi, no sólo los empleados de todas las administraciones públicas vascas, sino también a los de las sociedades, empresas públicas, consorcios y fundaciones, así como a los de empresas privadas contratadas por el sector público.
No obstante, el recién aprobado decreto no ha contado con la unanimidad de los partidos pues, mientras para EH Bildu no garantizará el derecho a trabajar en euskera en la Administración, para el PP "margina a la mayoría de los vascos que, en su opinión, no van a poder examinarse de unas oposiciones públicas" al permitir hacer exámenes sólo en euskera en los procesos selectivos.
Elkarrekin Podemos-IU tiene por su parte una sensación "agridulce" respecto a esta nueva norma, de la que celebra la introducción de los perfiles asimétricos, pero lamenta que no reconozca los niveles iniciales A1 y A2, lo que, a su entender, supone "excluir a quienes están aprendiendo euskera".
No es éste el único ámbito en el que el euskera suscita discrepancias, ya que también alcanzan a la Justicia, con varias sentencias que han anulado la convocatoria de plazas públicas en instituciones como las Policías Municipales de Irun y San Sebastián al entender que no resulta "exigible" que todos los agentes de una unidad deban conocer la lengua vasca.
Un situación calificada como "ofensiva judicial" contra el euskera por organismos como el consejo de colectivos sociales del euskera, Kontseilua, que el pasado noviembre reunió en Bilbao a decenas de miles de personas en una manifestación que contó con el apoyo del Parlamento Vasco, diputaciones forales y ayuntamientos; los partidos PNV, EH Bildu, Geroa Bai y Sumar; y los sindicatos nacionalistas liderados por ELA y LAB. EFE
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