León, 12 abr (EFE).- Un jurado popular ha declarado esta noche culpable de asesinato al hombre de 29 años, que ha sido juzgado a lo largo de este semana, acusado de matar a su casera de 52 puñaladas en marzo de 2020 en una vivienda de la calle Obispo Almarcha del barrio de El Ejido de León.
En la ultima sesión de la vista oral celebrada el jueves, el fiscal elevó de 25 a 28 años la pena que solicita para el acusado.
Concretamente, pide una pena de 24 años y 6 meses por el delito de asesinato y de 4 años y 6 meses por el de robo con violencia, lo que al inicio del juicio calificó como hurto.
Por su parte, las tres acusaciones particulares personadas en la causa, que representan, respectivamente, a los hijos de la víctima y a su pareja, reclamaron 30 años en los dos primeros casos y 34 en el tercero.
Esto es así porque la letrada que defiende los derechos de la pareja de la víctima añade a los delitos de asesinato y robo con violencia el de allanamiento de morada.
La letrada que asiste al acusado defendió que no se trató de un asesinato sino de un homicidio ya que se trastornó y perdió los nervios al saber que la víctima pretendía echarle de la vivienda en pleno confinamiento por la pandemia por falta de pago y verse en la calle con su mujer y sus dos hijos, y reclamó que la condena fuese de 10 años.
Fiscalía y acusaciones particulares coincidieron en que las pruebas practicadas durante la vista oral no dejan margen de duda de que se trató de un asesinato cometido con alevosía y ensañamiento.
Además, destacaron en sus conclusiones finales que causó a la víctima, que tenía 66 años en el momento de su muerte, un dolor innecesario y horrible como demuestra que 19 de las puñaladas que recibió se las asestara cuando todavía estaba viva, lo que a su juicio es una muestra inequívoca del ensañamiento con el que actuó el acusado.
Junto al delito de asesinato, el acusado fue juzgado por otro delito de robo con violencia ya que supuestamente se llevó de la vivienda de su casera 3.000 euros, aunque dejó esparcidos sobre la cama de la habitación donde se cometió el crimen billetes por valor de otros 2.200 euros supuestamente para despistar a los investigadores.
El fiscal sostuvo que el 24 de marzo de 2020 el acusado fue a hablar con su casera, que vivía en el piso de abajo, provisto de una navaja con la intención de cometer el crimen para evitar el desahucio.
La víctima era propietaria del edificio de la calle Obispo Almarcha del barrio de El Ejido de León en el que se cometieron los hechos, donde vivía en uno de ellos y tenía alquilados el resto.
Según el fiscal, tras cometer el crimen y llevarse los 3.000 euros de la vivienda de su casera volvió a su casa se duchó y se deshizo de la ropa que llevaba y de la navaja, que no ha sido encontrada.
Aunque desde el principio la Policía le consideró el principal sospechoso, su detención no fue posible hasta dos años después gracias a unas muestras de su ADN halladas en el escenario del crimen, algunas de ellas en la ropa de la víctima.
Aunque el pasado lunes el acusado no quiso declarar y se remitió a lo manifestado durante la instrucción, cuando reconoció los hechos, ayer ejerció su derecho a la última palabra para reiterar que asume que fue él quien mato a la mujer aunque ha precisado que solo recuerda haberle asestado dos puñaladas.
También pidió perdón por lo sucedido y señaló que no sabe que fue lo que pasó por su cabeza. EFE
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