Sara Muñoz
Madrid, 23 mar (EFECOM).- Iberdrola tiene previsto replicar el sistema de su proyecto agrovoltaico 'WineSolar', que desarrolla junto a Bodegas González Byass y el Grupo Emperador en Toledo, en otras explotaciones vitícolas en España, donde se concentra el 13 % de los terrenos cultivados con viñedos del mundo.
La compañía, que monitorizará a lo largo del próximo año los resultados de la iniciativa para perfeccionar el modelo, confirma, de este modo, su interés por la agrovoltaica, una práctica que combina la producción de energía solar y la agricultura, aún desconocida para el gran público y pendiente de regular.
Concebida originalmente en 1981 por los científicos alemanes Adolf Goetzberger y Armin Zastrow, el concepto de agricultura agrovoltaica no comenzó a popularizarse hasta la década pasada.
Las primeras prácticas estaban relacionadas con la 'agrisolar', un esquema que promovía la no afectación del terreno agrícola y la viabilidad de esta actividad de implementarse un sistema fotovoltaico en el mismo terreno, bajo el cual se desarrollaron instalaciones en cubiertas de establos o graneros.
Más tarde, evolucionó para combinarse con la gestión de la luz compartida entre una instalación fotovoltaica y el día a día agrícola, dando lugar a la agrovoltaica, por la cual se despliegan, por ejemplo, placas solares para sombrear cosechas.
Su definición es uno de los retos de esta técnica en España, como reconoce la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en su reciente informe, donde propone mantener "la coherencia" entre ambos sectores.
La asociación, de hecho, plantea hablar de bioagrovoltaica como la integración efectiva de la actividad agrícola y ganadera, prioritarias, y la generación de electricidad con tecnología fotovoltaica, objetivo secundario, bajo conceptos de producción ecológica y a través de la gestión compartida de la luz.
De extenderse, se sumaría a otras definiciones como la de Alemania, que la limita al uso combinado del suelo aunque prioriza la actividad agrícola, mientras que Italia establece que la actividad agrícola y/o pastoril no puede verse afectada.
Por su parte, Francia evalúa además el impacto de la instalación fotovoltaica de forma cualitativa y cuantitativa, y que ésta no genere un impacto negativo significativo en la actividad agrícola.
Según los datos de la UNEF, la producción de electricidad a partir de la agrovoltaica puede suponer un aumento de más del 30 % en el valor económico de la tierra; un incremento del 60-70 % en su productividad total; más oportunidades para que los agricultores obtengan rentabilidad a largo plazo, y una mejora ambiental.
Francia ha sido uno de los primeros países europeos que ha promovido el desarrollo del agrovoltaismo a través de licitaciones públicas en 2017.
Otros países que han implementado iniciativas similares o que lo incluyen dentro de su planificación son EE. UU., Corea del Sur, India, Israel, Alemania e Italia, en tanto que China, Japón, Malasia o España cuentan con proyectos en este terreno.
Actualmente, el mercado global de la agrovoltaica ha alcanzado una potencia instalada de más de 14 gigavatios pico (GWp), pero en las zonas subtropicales y semiáridas está lejos de ser una alternativa a impulsar aún cuando es en ellas donde parece haber mayor potencial de desarrollo.
Respecto a la coexistencia de los sistemas fotovoltaicos con la actividad agrícola, estudios alemanes distinguen entre "cultivos inadecuados", como trigo, espelta, frutales y girasoles, y "adecuados" como centeno, cebada, avena, guisantes o tabaco.
Cebollas, judías, pepinos y calabacines formarían parte del grupo de "medianamente adecuados", mientras que patatas, lúpulo, espinacas, lechuga y habas serían "cultivos muy adecuados", conforme a esta clasificación, condicionada por la zona climática.
Entre los proyectos en España está 'WineSolar', puesto en marcha por Iberdrola en los viñedos del Grupo Emperador, que se ha convertido en la primera planta agrovoltaica inteligente del país, capaz de adaptar la disposición de los módulos a las necesidades de las viñas, para regular la incidencia del sol y la temperatura mediante la sombra de los paneles.
La generación de esta planta, de 40 kilovatios (kW), se destinará íntegramente al autoconsumo de las bodegas.
Pese a ser "un piloto de tamaño muy reducido", el jefe de Cultivo de González Byass, Miguel Tejerina, confía en que "aumente algo" no sólo la cosecha sino también su graduación alcohólica, porque "parece contradictorio pensar que con sombra se consiguen más grados, pero el exceso de radiación es contraproducente".
Iberdrola monitorizará los resultados a lo largo del próximo año. De dar un rendimiento "muy positivo", Tejerina avanza que se tendría en cuenta, eso sí, para futuras plantaciones, porque arrancar todas las viñas plantadas "no tendría sentido".
El viñedo también protagoniza el proyecto valenciano 'Picassent', de Inderen, una instalación de 1 megavatio (MW) que contribuyó a recuperar una zona de vertederos.
En Granada, en cambio, se encuentra el 'Aldenhín' de BayWa r.e., donde el 10 % de un sistema fotovoltaico de 56 megavatios pico (MWp) corresponde a agrovoltaica para cultivo de cereales entre paneles.
Sus características de clima y suelo hacen a Murcia un enclave óptimo, como muestra 'Agrisol' de Iasol, iniciativa de investigación de 10 kW de potencia estimada donde la fotovoltaica será compatibilizada con un cultivo de pimientos.
A esta se suma el proyecto de 85 MW de Endesa en Totana, operativo desde 2019, fruto de la colaboración con el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), y que comparte terreno con pimiento rojo, brócoli, alcachofa, tomillo y pitaya. EFECOM
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