Madrid, 5 mar (EFE).- Tras el éxito del 'thriller' 'Bajocero' (2021) en Netflix, el catalán Lluís Quílez convierte a Eduard Fernández en un villano arquetípico que controla buena parte del tráfico, legal e ilegal, del puerto de Barcelona en su nueva serie, 'Mano de hierro', que llegará a Netflix el próximo día 15.
Es un 'thriller' sobre narcotráfico con una trama familiar, de secretos, ambiciones y venganzas tejidas alrededor de Joaquín Manchado (Eduard Fernández), propietario de la principal terminal del puerto, y el reparto principal cuenta con Chino Darín, Jaime Lorente, Natalia de Molina, Enric Auquer y Sergi López.
"Hay una historia del trapicheo que en el caso de un gran puerto, como es el de Barcelona, tiene un peso importante y se trata de ver de quién te puedes fiar, de quién no y es como una piedrecita que tiras al mar y tiene sus ondas expansivas", señala a EFE Fernández, uno de los actores más nominados a los Goya (13) y que lo ha ganado en tres ocasiones.
Según los datos que se mencionan al comienzo de la serie, de ocho capítulos, por el puerto de Barcelona pasan 70 millones de toneladas de mercancías cada día y solo un 2 % de los casi 6.000 contenedores diarios que se reciben son inspeccionados, lo que convierte a la capital catalana en una de las puertas de entrada más importantes de Europa en el lucrativo negocio del narcotráfico.
Rodada en localizaciones reales del puerto, la serie ofrece una visión normalmente inaccesible para el público. Fernández, que vive en Barcelona da fe de ello. "Flipé cuando entramos al puerto y empezamos a hacer kilómetros en coche, es una ciudad dentro de otra ciudad", afirma.
Y también sobre el oficio de los estibadores, que durante mucho tiempo se pasaba de padres a hijos. "Solían tener motes y a veces un nieto terminaba teniendo el mote del abuelo, que si era Narigudo pues al nieto lo llamaban así aunque tuviera una nariz pequeña", explica el actor.
Lorente, de fama internacional gracias a series como 'La casa de papel' y 'Elite', da vida a su yerno en la ficción. "Es un poco el apéndice de la familia", señala el actor, "y a lo mejor tiene un pequeño complejo de inferioridad por no sentirse partícipe del todo de ese núcleo".
"Lo que sucede es que no sabes muy bien qué oculta cada personaje", agrega, "y hay una especie de efecto de Gran Hermano donde todo pasa dentro de una familia, en un contexto que es el puerto de Barcelona, que hace que cada vez la paranoia de unos hacia otros sea más grande".
Para Chino Darín, que interpreta a un policía infiltrado, lo más complicado fueron las escenas de acción. "Rodamos en pleno invierno y es un lugar muy expuesto a las inclemencias climáticas, así que fue bastante duro, sobre todo las jornadas nocturnas y también todo el protocolo de estar rodando con el puerto trabajando en paralelo", asegura.
Producida por Mediapro, el reparto cuenta también con Daniel Grao, Raúl Briones, Salva Reina y Ana Torrent. EFE
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