Alicia G. Arribas
Madrid, 6 feb (EFE).- El director de fotografía Juan Mariné recibirá el Goya de Honor 2024 en reconocimiento a su trayectoria profesional y por su importante aportación a la historia del cine español, no sólo como cámara y director de fotografía, sino también como restaurador de películas y profesor de aspirantes a cineastas.
Acaba de cumplir 103 años -nació en Barcelona el 31 de diciembre de 1920- y hace mucho tiempo que cuenta con el reconocimiento del cine español, ya de varias generaciones, que lo consideran su 'gran referente'.
"Juan es un hombre de cine, siempre hablamos de hombres y mujeres de teatro, pero a él lo que le gustaba era coger una cámara y desde muy jovencito fue operador jefe", señala a EFE Emilio Gutiérrez Caba, actor que no solo trabajó con él en la mejor época del cine español, sino que pone voz al documental sobre su figura 'Juan Mariné. Un siglo de cine', dirigido por María Luisa Pujol.
"Es un sabio dedicado al cine, más que operador, a lo largo de los años se dedicó a la investigación cinematográfica y aún hoy aporta conocimientos técnicos a las nuevas generaciones", añade Gutiérrez Caba.
Sus primeros largometrajes como director de fotografía fueron 'Legión de héroes', de Juan Fortuny y Armando Seville, y 'Cuatro mujeres', de Antonio del Amo, ambas de 1942, aunque ya iba con la cámara al hombro y ocupándose de la electricidad desde 1937. Tenía apenas 17 años, pero ya le apasionaba investigar efectos especiales y crear ilusiones jugando con la luz.
Se pasó media vida inventando 'trucos', como él decía, que le permitían 'milagros' como rodar una escena de '091: Policía al habla', dirigida por José María Forqué, en la que una única bombilla de 40 vatios ilumina toda la escena: es de noche y Tony Leblanc va sacando con el pie melones que roba de puesto de fruta.
"Experimentaba constantemente, él sabía cuándo se podía 'permitir el lujo' de rodar con una bombilla, y lo hacía mucho, porque podía ser absurdo lo que quería iluminar, pero lo intentaba, y lo hacía", se admira Gutiérrez Caba.
Mucho antes de que los cineastas de la 'nouvelle vague' rodaran cámara en mano, Mariné ya lo había hecho: véase 'Día tras día' (1951), de Antonio del Amo, y sus escenas del Rastro madrileño.
También fue pionero en usar el sistema Eastmancolor y el objetivo Cinemascope en 1956, con 'La Gata', dirigida por Margarita Alexandre y Rafael María Tordesilla.
Es curioso que el gran público apenas recuerde haber oído su nombre, pero la lista de películas en las que trabajó recorre la historia del cine español.
Algunas de ellas: 'Historias de la televisión' (1965), 'La familia y uno más' (1965), 'Los chicos del preu' (1967), 'Los guardiamarinas' (1967), 'Usted puede ser un asesino' (1961), 'Saeta del ruiseñor' (1957) y 'El ruiseñor de las cumbres' (1958), ambas con Joselito; 'María de la O' (1959), con Lola Flores, 'Sor Citroen' (1967), con Gracita Morales...
Mariné trabajó con muchos directores de cine en los casi cincuenta años que estuvo iluminando escenas, aunque su mejor colaboración y más duradera fue quizá con Pedro Masó.
En los setenta, trabajó con bellezones como Sonia Bruno, Teresa Gimpera, Mónica Randall, Mabel Karr, La Polaca o Paca Gabaldón, pero él -lo sabemos porque lo cuenta en el documental- estaba 'impresionado' con una cara femenina: "Pongas donde pongas la luz, siempre está perfecta". Era la hermana de Emilio, Julia Gutiérrez Caba.
Inventar instrumentos o mecanismos que le permitieran avanzar en su profesión y vivir al momento lo que su imaginación y su cabeza le pedían. Eso hacía Mariné.
"Tenía unas ideas sobre fotografía muy ortodoxas pero que en un momento podían cambiar radicalmente a heterodoxas: él se lanzaba a la piscina y no le importaba nada -comenta Gutiérrez Caba-. Era osado, disfrutaba al máximo lo que tuviera entre manos y trataba de llevar al límite lo que pudiera conseguir".
Y se le recordará por haber grabado, en 1936, el impresionante entierro del anarquista Buenaventura Durruti -con tiros de cámara innovadores que logró gracia a amigos que disponían de aparatos a los que situó estratégicamente en las calles por las que pasaban féretro y gentío- pero también por su actividad de los últimos 35 años; es lo que tiene ser centenario.
En 1989, Mariné dejó definitivamente los platós para dedicarse solo a la restauración de negativos antiguos, tanto en Filmoteca Española, como en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), donde su laboratorio, situado en el sótano, y apodado cariñosamente 'el Submariné', contiene un tren de lavado y recuperación higrométrica inventado por él que permite procesar miles de metros de cintas deterioradas. EFE
aga/mcm
(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód 21820690, 21821020 y otros)