Madrid, 31 ene (EFE).- La pediatra y divulgadora Lucía Galán, conocida como "Lucía, mi pediatra" se muestra partidaria de prohibir el móvil en los centros educativos porque, además de ser "un elemento distractor", favorece el ciberacoso, y dispersa la atención de los menores, quienes, en cualquier caso, no deberían tener estos dispositivos con menos de 12 años.
De esta forma se expresa la conocida pediatra en una entrevista con EFE, con motivo de la publicación, este miércoles, de su último libro "Los virus no entran por los pies" (Planeta), en el que, como ella misma cuenta, derriba los mitos sobre la salud física y mental de bebés, niños, adolescentes y de las familias, durante las últimas décadas.
En la primera parte del libro tumba "un mito detrás de otro" en tono divertido y ágil sobre la salud física de los menores e insiste en muchos aspectos como en el que da el título a su libro, que los virus no entran por los pies, con lo que los niños no se resfrían por ir descalzos.
Pero también otros muchos como el de la fiebre por los dientes, la cebolla en la mesilla, los jarabes para la tos, los collares de ámbar y tantas y tantas creencias extendidas que chocan con la evidencia científica.
"He querido explicar las cosas un poco como si se las estuviese explicando a mis hijos, porque he comprendido que así es como la gente entiende de verdad cosas que son realmente complicadas en el mundo de la ciencia", afirma Galán.
Entre ellas no se olvida, por ejemplo, del consumo masivo de antibióticos, un problema de salud pública como consecuencia de la resistencia bacteriana, y que tiene que calar no solo en las familias, también entre los profesionales.
Y dedica tiempo a la importancia de no juzgar las maternidades ajenas y a ayudar a la madre novata porque "cuando nace un bebé sobran manos para el recién nacido pero faltan para la recién mamá".
En la segunda parte de su última obra, Galán se pone "más seria" porque la situación lo merece ya que habla de todos los mitos que afectan a la salud mental de los menores, desde el acoso escolar, de la ansiedad, de la depresión y del suicidio, entre otros.
"Ahora es cuando se está poniendo encima de la mesa que de verdad los niños y los adolescentes tienen trastornos de salud mental, tienen enfermedades mentales porque hasta ahora, hasta hace tres décadas, nadie hablaba de esto. Hay mucho porque se está diagnosticando más", incide la pediatra.
Pero independientemente de eso, prosigue, ha habido un incremento de los trastornos de ansiedad y depresión entre los menores y es debido a distintas causas entre las que destaca las tecnologías a edades muy tempranas, que afectan a su autoestima.
"Los casos de 'bullying' se han multiplicado por siete en los últimos cinco años y la principal causa de suicidio en adolescentes es el bullying. Nosotros cuando lo sufríamos de niños lo teníamos en el cole y luego llegabas a casa y era tu lugar seguro, pero ahora los chiquillos están en continuo acoso 24 horas al día por culpa de los móviles", subraya.
El acoso escolar, insiste, no es cosa de niños, "está acabando con la vida de nuestros niños", de ahí la importancia de que los profesores puedan identificarlo de forma precoz, que los padres tengan herramientas y que las víctimas sepan por encima de todo que no tienen la culpa, que sus padres les van a apoyar en todo, que su forma de ser es estupenda y que no tienen que cambiar nada porque son "maravillosamente imperfectos".
Por ello, entre otras cosas, está favor de los móviles estén prohibidos en los centros educativos.
"Los niños no necesitan móviles en el colegio, creo que es un elemento distractor que favorece el ciberacoso y dispersa la atención", zanja Galán, quien hace extensivo este pensamiento también en los institutos.
Fuera de los centros, precisa, hay muchas circunstancias y opina que por debajo de los 12 años ningún niño necesita un dispositivo, porque "es contraproducente".
Por encima de esas edad, si tienen móvil, es necesaria, a su juicio, una formación digital: "Perdemos la vida educándoles en alimentación saludable y nos hacemos todos los cursos del mundo mundial y les damos un móvil sin explicarles para qué sirven", abunda.
Sobre la pornografía y los menores asegura que no hay una legislación "real y eficiente" al respecto e insiste en la misma línea, en la necesidad de la educación sexual desde que son pequeños, hablando de las diferencias de los cuerpos en el momento en el que empiezan a hacer preguntas, con naturalidad y ajustando el mensaje siempre a su edad.
"Lo primero es quitarnos todos los complejos que tenemos y los escudos que tenemos con este asunto y abordar la sexualidad y la pornografía sentados a la mesa y hablando con nuestros hijos de lo que es, de lo que no es, de las dudas que tienen", afirma Galán. EFE
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