(Actualiza con más datos sobre el comercio de falsificaciones)
Madrid, 16 ene (EFECOM).- El comercio ilícito de productos falsificados provoca unas pérdidas directas de 5.700 millones de euros anuales en España y menoscaba 44.700 puestos de trabajo, según indica un informe de la firma de sistemas de seguridad Sicpa.
Los consumidores adquieren cada vez más imitaciones a través de internet y las redes sociales, en lugar de en puestos callejeros, una tendencia que puede verse intensificada por la inflación de los últimos años, han advertido diversos expertos en una mesa redonda celebrada este martes en Madrid para abordar el problema de las falsificaciones.
Desde 2020, se ha multiplicado por cuatro el número de españoles que compran intencionadamente productos falsos, un comportamiento especialmente normalizado para los jóvenes de 15 a 24 años, entre los cuales el 49 % adquiere imitaciones, detalla la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema).
España es ya el segundo país europeo en la compra intencionada de falsificaciones, solo por detrás de Bulgaria, según datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).
Entre los sectores más afectados se sitúan el calzado, el textil -particularmente la ropa deportiva-, la electrónica, la perfumería, los productos farmacéuticos, las bebidas y la alimentación, los juguetes y la industria de los componentes de automoción.
Los expertos alertan sobre los riesgos para la seguridad y la salud pública que supone la adquisición de productos de imitación, más allá del perjuicio económico para las marcas y para el Estado, que no recauda impuestos por las ventas ilegales.
Economía sumergida
El mercado de las falsificaciones puede suponer en torno al 2,5 % del PIB mundial, según Sicpa, que destaca la dificultad de obtener datos precisos sobre un sector opaco de la economía.
El movimiento de los bienes de imitación se produce en gran parte a través del transporte marítimo. Aproximadamente el 90 % del comercio mundial se lleva a cabo a través de contenedores, de los cuales se entregan anualmente más de 500 millones y, de esa cantidad, menos del 2 % son inspeccionados.
En ese escenario, España es un país atractivo para el comercio de falsificaciones tanto por su posición como país portuario como por su condición de puerta de Europa y puente con Latinoamérica, según los expertos.
Entre 2017 y 2023, la policía científica ha elaborado 2.630 informes sobre propiedad industrial, de los cuales cerca de 800 se han registrado en Málaga, uno de los puntos calientes del mercado negro, ha señalado el jefe grupo de docuementoscopia de la brigada provincial de policía científica de esa provincia, José Angel San José Asenjo.
Peligro para la seguridad
Comprar productos falsificados como un mechero de marca puede ahorrar unos euros al consumidor, pero eleva al mismo tiempo el riesgo de que explote y acabe provocando un incendio, lo mismo que adquirir cosméticos falsos, que pueden provocar reacciones negativas en la piel, ejemplifica el inspector.
En el sector de la alimentación y bebidas las imitaciones pueden llevar etiquetados incorrectos que sustituyen unos ingredientes por otros o se pueden estar comercializando productos adulterados.
Los falsificadores mezclan ingredientes líquidos de alto valor con otros de peor calidad y agregan sustancias no permitidas para mejorar los atributos del producto sin declararlas, además de incluir declaraciones falsas sobre el alimento o la bebida en el envase.
El comercio de piezas de automoción es un ámbito que preocupa tanto por su importancia para la seguridad como por su peso en la economía española.
La patronal de los fabricantes de equipos y componentes de automoción, Sernauto, ha señalado a EFE la importancia de reforzar los mecanismos de vigilancia de mercado y control de las importaciones de piezas que compitan de forma desleal con los proveedores europeos.
Para ello, la organización propone establecer una red de intercambio rápido de información sobre productos y servicios falsificados, agilizar la retirada de los artículos no homologados y mejorar las tareas de verificación de las estaciones ITV, con la misión de detectar piezas que no cumplan con la legislativa.
Las principales piezas clonadas son filtros de aire y aceite, llantas y correas de servicio, pero el catálogo se ha ampliado en los últimos años a pastillas de freno, amortiguadores, barras de dirección, parabrisas y depósitos de combustible.
Sernauto indica que estos recambios provienen principalmente de China -aunque también de Emiratos Árabes Unidos, India y los países del sureste asiático-, y acostumbran a tener un precio muy inferior a la media. EFECOM
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