"La espera": cine que va de 'Los santos inocentes' a 'La caza', pasando por 'Los Otros'

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Madrid, 13 dic (EFE).- Este viernes llega a las salas españolas 'La espera', tercer largometraje del director andaluz F. Javier Gutiérrez, que asegura haber construido un 'neo-western' sobrenatural "de combustión lenta", ambientado en la España de los años 70.

Pero también es un thiller angustioso, una historia mágica y un drama humano inconmensurable que, aunque cercana a 'La caza' (Carlos Saura, 1966) o 'Los santos inocentes'(Mario Camus, 1984), en un momento dado gira a lo fantástico, más próxima a 'Los otros' que a la última película del director, la terrorífica 'Rings' (2017).

"Me encanta que la película no sea de un solo género y que vaya de uno a otro de una manera sutil, orgánica (...) Y todo envuelto en un 'western crepuscular', que es como el pegamento que une toda la película. Me parece superarriesgada esta mezcla de géneros", considera Víctor Clavijo, protagonista absoluto de la cinta.

Se trata de la historia de Eladio (Víctor Clavijo), un campesino pobre, resentido y sin educación, que recibe el encargo del cacique propietario de la finca donde trabaja de que organice una cacería, pero le pide que infrinja las reglas y ponga algunos puestos más para sacarse un sobresueldo.

Eladio, que vive en la finca con su mujer y su único hijo, duda pero acaba aceptando. Un suceso inesperado hace que se arrepienta mil veces de haber tomado esa decisión.

"Eladio es un hombre de campo, seco, que no está acostumbrado a expresarse verbalmente, que usa solo las palabras que necesita y es contundente: dice lo que quiere, cuándo y cómo lo quiere, sin demasiados rodeos", explica Clavijo en una entrevista con EFE.

Tiene un pasado triste de cazador furtivo, alcohólico, y el espectador le conoce justo en el momento en el que por fin tiene un trabajo con el que puede mantener a su familia. "Y él se compromete al cien por cien; le cuesta aceptar el soborno y por eso, cuando sobreviene la tragedia, piensa que es culpable", resume el actor andaluz.

Ruth Díaz, que interpreta a la esposa, cuenta a EFE que se inspiró en sus abuelas cántabras, que ellas le dieron el poso de "soledad y frustración" que necesitaba para interpretar a Marcia, "que se casó tarde y que no se acostumbra ni a esa precariedad ni a esa profunda soledad".

Cuando ella, que llegó allí con la promesa de que sería provisional, se da cuenta de que la economía familiar no evoluciona y que, además, su marido disfruta con esa vida, "se siente presa -dice Díaz-, su única ilusión es que su hijo pueda salir de allí y estudiar Veterinaria, pero tampoco hay dinero para eso".

Esa propuesta de corrupción aparece como una posible salida, pero todo sale mal y cuando llega el dolor "solo siente que la culpa la absorbe".

Todo esto ocurre en una zona rural del sur de España, marcada por los paisajes amarillos y áridos, horizontes que mantienen en vilo al espectador y que suman desesperación a la incertidumbre desde la primera escena.

Inquietante, un fantástico Manuel Morón representa en los movimientos lentos del capataz y su mirada redonda y malvada el horror que se viene. Hay mucho drama humano, pero también va creciendo el temor.

Aunque Clavijo se ha metido, incluso, en la mente de un asesino en 'Sicarivs: La noche y el silencio' (2015), asegura a EFE que este personaje es el que más se aleja de quien es él, porque "el campo creo que lo había pisado dos o tres veces", se ríe, pero también por "composición física y vocal": tuvo que perder ocho kilos por el personaje.

"Y por la complejidad de los territorios emocionales por los que atraviesa: el dolor, la culpa, el tormento, el calvario, el deseo de suicidio, la venganza, todos terrenos muy oscuros del alma, y atravesar por eso toda la película y durante cuarenta minutos de silencio, porque el personaje no habla, ha sido un reto para mí como ningún otro".

A Clavijo, Morón y Díaz les acompañan en el reparto Pedro Casablanc, Luis Callejo, José Luis Rasero y Antonio Estrada. EFE

aga/jlg

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