Madrid, 5 dic (EFE).- El Palacio Real vuelve a exponer su tradicional belén napolitano, un montaje con más de 200 figuras, la mayoría del siglo XVII, que este año hace un guiño al Año Picasso y que a lo largo de 60 metros mostrará también la grandiosidad de estos belenes cuyo impulsor fue Carlos III.
En este belén napolitano las casas son las típicas del barrio de los españoles de Nápoles y los vendedores tienen en sus puestos burrata o salami, y la comitiva de los Reyes Magos llega a un misterio donde sus protagonistas están bajo una réplica del zaguán del Palacio Real. Estas son algunas de las particularidades de este montaje instalado en la salas Génova y que se podrá ver desde mañana y hasta el 14 de enero.
"Carlos III y VIII de Nápoles llegó a la ciudad italiana en 1734, donde ya se montaban este tipo de belenes y decide poner uno en su palacio de Caserta, era un belén de unas dimensiones considerables. Cuando muere, su hermano Fernando VI regresa a Castilla y se trae esas figuras que, en el momento álgido, llegaron a ser cerca de 6.000 piezas entre figuras humanas y animales", cuenta a EFE Miguel Ángel Gacho, encargado de los almacenes del departamento de restauración del Palacio Real.
Gacho es uno de los profesionales de este monumento de Patrimonio Nacional que cada año, y durante un mes, se dedica a montar este belén que guarda aún unas 89 figuras originales, la mayoría a la vista del visitante, y que se completa con otras compradas desde 2001 a artesanos napolitanos.
Según explica también Angel Balao, jefe del departamento de Restauración en Patrimonio Nacional, en este belén dividido en dos escenas -la de la vida cotidiana y la del misterio- las figuras suelen ser articuladas para poder "variar sus gestos y así montar cada año distintas escenas".
Asimismo, y como cada año también, el equipo de montaje ha querido hacer un guiño a la actualidad y en esta ocasión se lo han hecho al Año Picasso, y para eso han puesto a un vendedor de cuadros en el mercado cuya mercancía son cuadros de inspiración picassiana y que están a la venta delante de una reproducción de la fachada de la galería de las Colecciones Reales.
Pero, según destaca Gacho, los belenes napolitanos son instalaciones para "pasar mucho tiempo viéndolas" porque están llenas de detalles, como la escena en la que un ladrón roba la limosna a un mendigo o como la de unos músicos callejeros tocando los violines Stradivarius de la colección del Palacio Real.
Pero también detalles como las pequeñas conchas reales, tipo almejas, que vende una mujer y que están ahí gracias a un compañero que, en un viaje a Nápoles, se las trajo.
Montado por un equipo de más de una veintena de trabajadores -entre los que están restauradores de pintura, ebanistas o electricistas- en este belén también se puede ver la figura del diablo, un elemento típico en la Navidad napolitana y que viene a remarcar la diferencia entre el bien y el mal. Aunque el diablo en esta ocasión está vigilado por una mujer que lo intenta devolver a la hoguera a base de escobazos.
Aunque la mayoría de las figuras no tienen una autoría, ya que los artesanos no las firmaban, Gacho sí que ha destacado que hay algunas (al menos unos angelitos que cuelgan del techo) que se pueden adjudicar al famoso escultor Giuseppe Sanmartino.
Como actividad complementaria, Patrimonio Nacional cuenta con unos talleres infantiles que, bajo el nombre 'Montando el belén' animan a las familias -del 16 de diciembre al 4 de enero de 2024- a montar ellos mismos las figuras con materiales reciclados procedentes de los talleres del Palacio Real. EFE
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