Madrid, 26 nov (EFE).- Matteo Garrone, mundialmente conocido por su película sobre la mafia 'Gomorra' (2008) y por su controvertida 'Pinocho' (2019), llevará su último filme 'Yo capitán' a luchar por un Óscar para Italia. Son tan distintas sus creaciones que la pregunta es obvia: ¿Cómo elige sus trabajos? Respuesta: "¿Cómo eliges tú de quién te enamoras?".
Este apasionado Garrone, romano de 55 años y casi treinta de carrera, recibió esta semana el premio grande del Festival de Cine Italiano de Madrid, uno de los más prestigiosos encuentros cinematográficos de España que permiten conocer el cine independiente que se hace en el país vecino.
En una entrevista con EFE, Garrone asegura que hace cine porque ama contar historias, y a través de estas historias, dice, también aprende a reflexionar sobre aspectos de su vida y de la condición humana. "A través del cine, tengo la posibilidad de explorar los laberintos del hombre", afirma.
Quizá por eso, su primer largometraje, 'Terra di mezzo', ya era una lectura casi documental de cómo un país, el suyo, Italia, se veía a través de los ojos de tres modelos migratorios: unas nigerianas convertidas en prostitutas, un trabajador ilegal albano y un egipcio contratado en una estación de servicio.
"Me llamaron la atención unos cuentos cortos sobre emigrantes que contaban sus experiencias y vi que yo podía contar Italia a través de ellos. Justo lo contrario de 'Yo capitán', que narra la historia desde el punto de partida. Es gracioso -dice sonriendo-, después de 27 años, cerramos un círculo que estaba abierto".
Después de haber trabajado con actores tan súperconocidos como Salma Hayek o Vincent Cassel ('El cuento de los cuentos', 2015) o de haber recibido medio centenar de nominaciones por la impactante y dramática 'Dogman', basada en un hecho real (con las maravillosas interpretaciones de Marcello Fonte y Edoardo Pesce), Garrone apuesta por dos chavales senegaleses que, sin ser profesionales, se comen la cámara.
Son Seydou Sarr, ganador en Venecia del premio Marcello Mastroiani a mejor actor joven, y Moustapha Fall, protagonistas de 'Yo capitan', una travesía de dos chavales senegaleses desde su casa en Dakar a las costas de Italia en busca de una vida mejor.
"Cuando empezamos a trabajar en 'Yo capitán' partíamos del deseo de plasmar visualmente una parte de viaje que no se conoce y que no se ve, normalmente vemos sólo el final del recorrido y lo hacemos desde nuestro punto de vista occidental", explica Garrone.
"Hicimos una especie de contracampo poniendo la cámara del otro lado del mar e intentamos dar al espectador la oportunidad de vivir una experiencia ligada a la emoción: vivir el viaje en primera persona, tener un prisma distinto y dar voz por fin a los que normalmente no la tienen", añade.
La película cuenta con los testimonios de quienes "han vivido esta aventura épica, los verdaderos portadores de la épica contemporánea. Yo solo me puse a su servicio y añadí mi mirada", explica.
Es una cinta muy importante para Garrone. Los académicos de Hollywood podrían darle un gran empujón si ganase el premio a mejor cinta de habla no inglesa.
"En EEUU habitan personas cuyos antepasados han llegado allí en busca de un futuro mejor. Y además está el tema de la esclavitud moderna, que puede tocar a toda la comunidad afroamericana de EEUU. Para mi es una película con posibilidades de llegar recto al corazón del espectador y emocionarles", dice.
El cineasta Asegura que 'Yo capitán' es un filme coral en el que cada fotograma contiene "algo que ha acontecido de verdad. Momentos de violencia, y de solidaridad humana: esta es la vida".
Cuando 'Yo capitán' llega a sus últimas escenas, el espectador empieza a revolverse en el asiento. ¿Qué nos pasa a los europeos, por qué negamos la ayuda a los inmigrantes? "Esa es la pregunta", apunta Garrone, con risa amarga.
"Lamentablemente, la película refleja un problema muy dramático, que no es de hoy, lleva años existiendo y seguirá muchos años más porque vivimos en un sistema que engendra injusticia", afirma.
Sucede que unos chicos como Seydou y Moussa "tienen libre acceso a las imágenes de nuestro mundo. A través de los móviles y las redes sociales acceden a un mundo que desprende destellos, promesas, pero ellos no ven lo que está detrás".
Quieren "ayudar a su familia, optar al desarrollo. No entienden por qué otros jóvenes viajan libremente mientras ellos tienen que poner en riesgo su vida". Y ese es el centro de la película: "Es una injusticia ligada a los derechos humanos, independientemente de los movimientos políticos que haya detrás".
Alicia G. Arribas