Nueva York/Madrid, 7 nov (EFE).- WeWork prometía revolucionar el mercado de oficinas con espacios compartidos, sin embargo su crecimiento desenfrenado, las excentricidades de su fundador, años de problemas financieros, las dudas que despertaba en el mercado y el impacto de la pandemia la han abocado a la bancarrota.
La compañía estadounidense se declaró este lunes en bancarrota arrastrada por una deuda que, según los documentos presentados ante el tribunal, se mueve entre los 10.000 y 50.000 millones de dólares, y tras haber sido suspendida de cotización y anotarse una pérdida bursátil que supera el 99 %.
Auge y caída de una compañía que llegó a valer 47.000 millones
Creada en 2010 por el israelí Adam Neumann y el estadounidense Miguel McKelvey como una empresa de alquiler de espacios de trabajo o "coworking" dirigida a emprendedores y empresas emergentes, fundamentalmente tecnológicas, llegó a estar valorada en 47.000 millones de dólares.
Abrió su primer espacio en 2011 en el SoHo de Nueva York, ciudad en la que estableció su sede, y rápidamente emprendió un camino de aperturas sin descanso que la llevó a tener cerca de 800 centros en casi una cuarentena de países. En España, suma 4 centros en Madrid y 6 en Barcelona.
Este crecimiento fulgurante hizo que en 2019 se pusiera manos a la obra para protagonizar su salida a Bolsa. Sin embargo, sus números no convencieron al mercado, algunos analistas ya la tachaban de burbuja y fruto de las dudas generadas tuvo que cancelarse en el último minuto.
Tras este estrepitoso fracaso, el banco japonés Softbank apostó por rescatar en 2019 a WeWork convirtiéndose en su principal accionista tras una millonaria inversión que resultó bastante ruinosa.
La gestión de Neumann había llegado a su fin y fue apartado de la empresa que fundó con McKelvey. Una idea que fue desarrollando tras varios experimentos empresariales a lo largo de su juventud.
De hecho, la excéntrica personalidad de Neumann, que nació en Tel Aviv en 1979 y se mudó en 2001 a Estados Unidos en busca del codiciado sueño americano, fue determinante en los primeros años de la compañía.
Las dudas acerca de su capacidad de gestión y la sospecha sobre operaciones desleales hacia la empresa terminaron de poner el punto y final a su trayectoria en WeWork, de la que salió con una indemnización multimillonaria.
Neumann ha sido un caso de estudio. Además del libro "Million Dollar Loser" en el que Reeves Wiedeman repasa el culto a su personalidad y su paso por la empresa, se lanzó el podcast "WeCrashed" narrando esta caída anunciada y en 2021 se estrenó el documental "WeWork: Or the Making and Breaking of a $47 Billion Unicorn" en el que se muestra la trayectoria de la empresa hasta la salida de Neumann.
El estallido de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus a comienzos de 2020 terminó de rematar el negocio de WeWork, que ya arrastraba unos elevados costes operativos al hacerse cargo de los servicios o el material de oficina.
El teletrabajo impactó de lleno en los planes de negocio de la compañía, que después de estos años seguía con muchos centros prácticamente vacíos e, incluso, cerrados.
En octubre de 2021 WeWork consiguió salir discretamente a Bolsa. Lo hizo tras fusionarse con la Spac BowX Acquisition, lo que fue interpretada como un debut bursátil "por la puerta de atrás".
Durante este tiempo trató de desprenderse de activos, de renegociar los contratos de alquiler y de sanear su balance, pero tras perder más del 99 % de su valor bursátil (valía poco más de 60 millones de dólares y sus acciones se intercambiaban a 0,8 dólares) y no poder hacer frente a sus obligaciones financieras ha tenido que solicitar la bancarrota.
Este proceso afecta de momento a sus operaciones en Estados Unidos y Canadá, no al resto de países, y desde la compañía ya han subrayado que siguen centrados en la continuidad de su negocio a nivel global.
Cora Serrano B.