María Muñoz Rivera
Madrid, 29 oct (EFE).- "Desde pequeños nos educan en ahorrar agua o usar transporte público, pero no sobre consumir menos moda rápida y reutilizar la ropa", asegura a EFE la joven diseñadora Bea Mares (Rumanía, 1999), que ha creado una colección sostenible con más de diez kilos de cable y bridas de sujeción de palés de obra.
"Los influyentes se gastan cientos de euros semanales en pedidos en ropa, hay un auge de la moda rápida, y a los diseñadores emergentes esto nos impulsa para explorar alternativas sostenibles", añade Mares, que esta semana ha ganado la segunda edición del concurso sostenible para diseño emergente GreenWalk Awards.
Bea Mares reconoce que la moda es la rama artística que más disfruta. Formada en marketing, se empapó de la moda sostenible al realizar sus prácticas en la firma "Varela", donde exploró distintas vertientes: organización de sesiones de fotos, creaciones de catálogos, funcionamiento de talleres y partes técnicas de la moda.
La semana pasada ganó frente a diez jóvenes diseñadores la segunda edición de los GreenWalk Awards, pasarela sostenible organizada por NHood España en la que se premia el talento en diseño emergente realizado de forma sostenible y desde el "upcycling", -técnica de reutilización de materiales para crear nuevas piezas-.
Para Mares la moda sostenible ofrece más posibilidades a la hora de crear: "te permite jugar con texturas, tejidos, y también con técnicas diferentes de confección". Algo que ella misma ha aplicado a su diseño ganador, "Tech-tie" elaborado con más de diez kilos de cable y bridas de sujeción de palés de obra.
Su diseño, según detalla, es una crítica hacia cómo las tecnologías condicionan e impactan en la sociedad. “Estamos siempre en las redes sociales, vemos "influencers" acumulamos descuentos, miramos aplicaciones de tiendas en las que se actualiza constantemente la ropa… Vivimos influenciados desde la tecnología”, agrega.
No obstante, frente a esta corriente también resalta el auge de la opuesta, en la que los diseñadores emergentes proponen soluciones que tratan de orientar el consumo hacia la moda meditada y de flujo circular, dando una segunda vida a las prendas y tratando de mover una barrera entre esta dicotomía.
"Existe un auge de consumir moda constantemente, pero también está la otra parte, la de la conciencia. Hace años estaba hasta mal visto comprar ropa de segunda mano, se veía hasta cutre, y ahora está de moda ponernos la ropa de nuestros padres", explica la joven diseñadora.
En esta materia resalta la importancia de crear moda con mensajes sólidos detrás, más allá de la estética o los materiales. "Lo que más me gusta dentro del diseño es explorar y estudiar bien el concepto de lo que quiero expresar para transmitir un mensaje, esa es la parte más importante de la moda para mí, que exista una idea sólida detrás".
La creadora pertenece a esta generación "más concienciada" con la sostenibilidad. En la segunda edición de esta pasarela sostenible, Mares ha ganado un curso en la escuela de Saint Martins, un referente internacional en diseño de moda en la que va a seguir formándose en esta disciplina.
"Lo que quiero hacer es seguir diseñando para mi marca de moda, me gustaría enfocarla hacia algo más artístico", explica sobre el curso que le gustaría escoger, enfocado hacia emprendimiento o hacia el diseño de moda, algunas de las disciplinas específicas que se imparten dentro de esta escuela. EFE
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