Girona, 26 oct (EFE).- La Audiencia de Girona ha condenado a 26 año y medio de cárcel a J. B. B., el profesor de batería de Quart (Girona), de 68 años, acusado de abusar de al menos cinco alumnos de entre 10 y 22 años, entre 2009 y 2020, en el sótano de su casa.
La fiscal solicitó para el procesado 43 años de cárcel por un delito de abuso sexual con penetración, un delito de abuso sexual y tres delitos de abuso sexual continuado con penetración, todos ellos con prevalimiento de relación de superioridad.
La acusación particular, ejercida por el letrado Benet Salellas, elevó la petición de pena hasta los 48 años de cárcel por los abusos sexuales y por tres delitos de exhibicionismo y provocación sexual.
La defensa, de la mano del despacho Monguilod advocats, por su parte, pidió la absolución.
La sentencia de la sección tercera, de la que ha sido ponente el magistrado Ildefons Carol, concluye que la declaración del acusado no merece al tribunal “crédito alguno, por incompleta, parcialmente inveraz y sobretodo formulada con intención exculpatoria” y destaca la “tranquilidad y frialdad” con que fue expuesta.
La sentencia no encuentra en ninguno de los cinco denunciantes un ánimo espurio, considera que sus declaraciones están corroboradas por los informes médicos y la unanimidad entre los profesionales de la psicología a la hora de concluir que los chicos “sufren traumas y secuelas derivados de haber sufrido abusos sexuales en su preadolescencia o adolescencia”.
También se ven corroboradas por las declaraciones hechas por familiares o amigos de las victimas que les “apreciaron conductas extrañas” y por los mossos que al tomarles declaración les “hallaron muy afectados”.
Considera la Sala que también concurre la solidez de las “manifestaciones incriminatorias, que aparecen persistentes, plurales y sin cambios sustanciales entre unas y otras sin ambigüedades o contradicciones que las invaliden”.
Cree la Sala que el acusado, tras presenciar toda la prueba contra él, también apreció la solidez de la carga probatoria de la acusación, por eso en el último momento ensayó una posible “vía de escape” alternativa, la de cambiar lo que había mantenido en instrucción, negando los hechos, a confesarlos parcialmente pero asegurando que “hubo consentimiento”.
Para la Sala este cambio “en realidad confirma que efectivamente, sí hubo relaciones de índole sexual", porque los detalles que han explicado las víctimas aparecen mucho más verosímiles que la tesis del procesado.
Considera que la situación de superioridad del acusado respecto a los cinco denunciantes “resulta evidente”, no solo por la desproporción de edades, "sino porque era la persona en que todos depositaron sus esperanzas de futuro”. EFE
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