Jordi Font Comas d'Argemir
Barcelona, 22 oct (EFE).- Ñam ayuda a comer, Sócrates entrena la mente de personas con demencia y Borrissol detecta la fragilidad con cuatro pasos; son máquinas que ayudan a cuidar y que desarrolla el Instituto de Robótica e Informática Industrial (IRI), en una necesaria revolución en la asistencia a los vulnerables.
"Es evidente que la población está envejeciendo y cada vez habrá menos cuidadores para atender este volumen de población con necesidades; y en eso, la robótica puede ser una respuesta a todos estos retos", reflexiona en declaraciones a EFE el director del IRI, Guillem Alenyà.
En el laboratorio del IRI, centro de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Alenyà y su equipo han montado un simulacro de comedor, con mesa, sillas, sofá y una pequeña cocina con nevera, para testar y entrenar robots asistenciales en un entorno del hogar, donde en cuestión de años irán entrando los robots.
La tecnología robótica, comenta Alenyà, "ya está aquí" para convertirse en una realidad, pero "la verdadera revolución llegará cuando se concreten exactamente el tipo de aplicación y el entorno donde aplicarlo".
Y para que el robot se ajuste a las necesidades, es necesario que sea un "codiseño" entre los ingenieros y aquellos que le van a sacar provecho: pacientes, cuidadores, residencias, centros de día, hospitales y administraciones.
Un ejemplo es Ñam, un aparato montado a partir de piezas ya existentes en el mercado que consta de un brazo que sujeta una cuchara para ayudar a comer a enfermos que no pueden hacerlo de forma autónoma.
Este robot detecta cuándo el paciente abre la boca y solo entonces le acerca la cuchara; si en cambio ve que sigue cerrada, la máquina le dice al comensal que debería comer más, mientras va registrando si ha ingerido los alimentos o no y con qué cadencia lo ha hecho.
Ñam ha sido testado durante dos meses en el Parc Sanitari Pere Virgili de Barcelona, donde la mitad de los ingresados requieren de asistencia para comer, y "la aceptación ha sido muy buena entre pacientes, familiares y personal de enfermería", asegura Alenyà.
Con la Fundación Ace Alzheimer, los ingenieros del IRI han elaborado otro robot que ayuda a entrenar la mente y que tiene nombre de sabio, Sócrates.
Una veintena de pacientes de los centros de día de esta fundación ya se han sentado frente a Sócrates para jugar al SKT, un test de atención y memoria a partir de números que el robot supervisa, avisando con antelación cuando el jugador va a errar o colocando la pieza donde toca, con un brazo articulado, si el usuario no consigue hacerlo por su cuenta.
Con ojos que parpadean y rodeados por unas gafas, Borrissol (pelusa en catalán) es bajito pero un todoterreno: tanto da la bienvenida al visitante al laboratorio como analiza el movimiento de una persona cuando se levanta de la silla y da una vuelta.
El objetivo es cuantificar el grado de fragilidad física, en un proyecto del IRI con el Instituto Catalán de Oncología (ICO) para ayudar a los doctores a evaluarlo de una forma más automatizada a pacientes que acuden al centro médico para una visita.
Si bien estos prototipos del IRI se están probado en centros sanitarios o residenciales, Alenyà está convencido de que acabarán entrando en los domicilios, pues al final son herramientas que facilitan el trabajo a los cuidadores -a menudo familiares- y permiten mantener más tiempo en casa a los mayores o personas con discapacidades.
"Poder estar más tiempo en casa y solo es lo que la gente pide y esto, con el número de personas mayores que tendremos en el futuro, solo podrá ser si los cuidadores tienen herramientas mucho mejores", subraya.
En este sentido, el IRI trabaja "en robots que no solo atiendan cuestiones cognitivas o de entrenamiento, sino también físicas, como buscar unas llaves perdidas o dar un vaso de agua", explica el ingeniero.
Asimismo, el robot puede ser un facilitador de la comunicación, pues no solo puede ser la "tablet" que retransmite la telellamada sino que puede moverse de forma autónoma por el piso en busca del anciano con el que su familiar quiere hablar: "La gente mayor ni siquiera necesitaría saber dónde tiene el teléfono ni cómo funciona, lo haría todo el robot, y esto sería de una gran tranquilidad", incide.
Alenyà, ponente invitado en la reciente edición de la Noche de la Robótica que organiza Enginyers Industrials de Catalunya (EIC), deja claro que el robot no sustituye al cuidador, sino que "es una herramienta para que este lo pueda hacer mejor y abarcar un rango de acciones mucho más amplio". EFE
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