El 'asesino del Grindr' alegará que cometió el crimen drogado y por un arrebato: "Estaba hasta arriba"

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Julián Ovejero, detenido en septiembre de 2021 por matar de 65 puñaladas a un hombre con el que se citó a través de una App, reconocerá mañana en su declaración ante el tribunal que le juzga que el crimen que cometió en febrero de 2018 lo hizo bajo los efectos de las sustancias y afectado por un arrebato. "Estaba hasta arriba de sustancias", admitió el joven cuando compareció en marzo de 2022 ante el instructor de las diligencias. Mañana, Julián expondrá de nuevo su versión frente al jurado popular de la Audiencia Provincial de Madrid que esta mañana ha sido seleccionado por las partes que forman parte del procedimiento. El fiscal y la acusación particular califican el crimen de asesinato y solicitan 25 años de cárcel. La familia solicita también que se someta a tratamientos específicos de formación contra la violencia y médicos. La defensa del acusado solicita en su escrito de acusación la libre absolución de su cliente pero de forma subsidiaria pide que se le condene a cinco años de cárcel por un delito de homicidio con las atenuantes de enajenación mental, drogadicción y arrebato u obcecación. En los informes previos, el fiscal Ignacio Stampa ha discrepado de la versión del procesado en base a las pruebas que se expondrán en las sesiones mientras que el abogado de la familia, el letrado Julen Martínez, ha recordado que tras el asesinato huyó del país y sostiene que no hay informes que acrediten el supuesto trastorno mental que sufre y la adicción a las drogas. En su turno, la abogada de Julián ha expuesto que en el momento del crimen su patrocinado tenía 23 años y hacía una vida normal. "En un principio es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero ¿qué se le pasó por la cabeza? Él va a reconocer los hechos porque no puede con la culpa ni con la presión", ha señalado la letrada, quien ha indicado que el joven cree en la inserción. "HASTA ARRIBA DE SUSTANCIAS" Según consta en la declaración ante el juez, a la que tuvo acceso Europa Press, el asesino mantiene que quedaron el 23 de febrero de 2018 a través de una app y que la víctima vivía cerca suyo, compartiendo los gustos sadomasoquistas en las relaciones sexuales. En un momento determinado, se produjo "una pelea encarnizada" a raíz de que le hiciera una brecha en el cuello en el marco de los juegos violentos que practicaban. "Yo estaba lleno de sustancias y muy ido", apuntó el acusado, indicando seguidamente que se le fue de las manos. "Fueron dos minutos de locura y no recuerdo más porque estaba hasta arriba de sustancias", manifestó ante el instructor, a quien indicó que le apuñaló pero no de gravedad. La víctima cayó de espaldas, él entró en pánico y se fue del piso sin saber que había fallecido. "No supe reaccionar. No sabía qué hacer. Lo veía todo nublado", agregó. El asesino mostró su arrepentimiento ante el magistrado y aseguró que era culpa de las sustancias que consumía desde los 15 años. "Yo soy católico, apostólico y romano", dijo entonces. MUERTE A PUÑALADAS En su escrito de acusación, el fiscal afirma que la víctima no se pudo defender, ya que su agresor le atacó "de forma súbita y sorpresiva, clavándole de forma repetida y consecutiva un arma de doble filo con hoja de aproximadamente 1,5 cm de anchura". Le asestó hasta 65 puñaladas por diferentes partes del cuerpo, sobre todo cuello y abdomen. Por estos hechos, solicita que se le condene a 25 años de cárcel por un delito de asesinato, sin contemplar ningún tipo de atenuantes, y por un delito de hurto, así como que indemnice con 24.000 euros a la hermana del fallecido. La hermana, a través de su abogado, señala en su escrito de acusación que la autopsia dictaminó que la víctima "no contaba con ninguna herida de defensa significativa". Agrega que "presentaba un 1,70 g/L de alcohol etílico en sangre horas después de su muerte, encontrándose en lo que se conoce como "fase de confusión", explicándose de esta manera la vulnerabilidad del mismo ante los hechos acaecido". Fue el 25 de febrero de 2018 cuando un amigo de la víctima alertó a la Policía de que le había encontrado muerto, desnudo y con varias puñaladas en su casa, situada en la calle Alejandro Sánchez de Madrid. Debido al grado de preocupación del amigo, había contratado a un cerrajero para entrar en su casa, ya que llevaba dos días sin responderle y se tenía lo peor, como así ocurrió. PESQUISAS POLICIALES La víctima, Najuzaith Z. D., puertorriqueño de 35 años, tenía más de 40 puñaladas por todo el cuerpo, una de ellas mortal en el cuello. Tras el crimen, el agresor huyó a Argentina. El Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional comenzó una investigación por las redes sociales del fallecido y comprobó que había quedado con una persona, que al día siguiente había tomado un avión destino Perú, por lo que se convirtió en el principal sospechoso. Asimismo, encontraron imágenes en cámaras cercanas a la escena del crimen donde se le ve y hallaron numerosos restos de AND en la casa del difunto, ya que sospechaban que habían mantenido relaciones sexuales con el asesino. Dichas muestras las cotejaron con otros halladas en la casa del sospechoso, dan resultado coincidente. En ese momento, alertaron a las autoridades internacionales y a Interpol de su búsqueda, informando de lo ocurrido a Fiscalía. Así, gracias también a las redes sociales del presunto homicida y de sus familiares lo localizaron en un bar de un pequeño pueblo argentino, La Bombilla, en San Miguel de Tucúman, su localidad natal, donde ha sido arrestado. Se trataba de Julián Ovejero No había variado casi en nada su aspecto físico, que era similar al de su ficha policial. Los agentes creen que se escondió en varios países y varias casas.

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