Todos a hombros en Alcázar de San Juan, en tarde de vendaval

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Julio César Sánchez

Alcázar de San Juan (Ciudad Real), 2 sep (EFE).- El rejoneador Diego Ventura y los matadores de toros Aníbal Ruiz y Sebastián Castella salieron hoy a hombros de la plaza de toros de Alcázar de San Juan, al final de una corrida condicionada por el auténtico vendaval que sopló durante toda la tarde.

Ese fuerte viento, sumado a la lluvia durante la lidia del sexto, fueron acapararon el protagonismo en negativo del festejo, impidiendo la brillantez plástica y la realización de unas faenas óptimas, aunque, evidentemente no tanto en las que hizo a caballo Diego Ventura, que le cortó ya las dos orejas al primero de la tarde.

Fue este un toro noble y soso que persiguió las monturas con ritmo hasta que le aguantó el fuelle, que no fue demasiado, pero el jinete lo llevó muy toreado tanto al clavar como al salir del embroque, siempre llevándolo cosido a la grupa de sus caballos.

Algo más dilatada resultó su labor con el cuarto, frente al que Ventura sacó la artillería pesada, clavando hasta diez farpas en total, dos de ellas sin llevar al caballo con cabezada. Mató al primer viaje y, de nuevo, las dos orejas fueron a sus manos, alzándose como triunfador numérico -y artístico- del festejo.

El viento comenzó a soplar el viento con intensidad cuando salió a la arena el segundo toro, que, para más inri, en una de sus intempestivas acometidas, clavó ambos pitones en la arena dando una violenta y completa voltereta, cayendo con fuerza sobre los riñones.

Antes, Aníbal Ruiz, que conmemoraba con este paseíllo sus 25 años como matador de toros, le robó alguna verónica con pulcritud aunque sin poder controlar los vuelos del capote, como tampoco pudo manejar debidamente los de la muleta, aunque se justificó para pasear una oreja.

Ese mismo trofeo logró en el quinto, con un vendaval soplando que imposibilitó realizar el toreo. El cariño de sus paisanos puso lo que faltó para que el alcazareño pudiera salir a hombros.

Sebastián Castella también tuvo que bregar con el viento ante el tercero, pero este hándicap no impidió que el francés plantara cara al manejable toro de Gavira, sin brillantez estética aunque con mérito por el espíritu de superación que también evidenció con el sexto, ahora con la lluvia cayendo, el viento arreciando, el público resguardándose y el toro huyendo.

Aun así, Castella le buscó las vueltas, aguantó incertidumbres y, a veces con zapatillazos y otras sin ellos, le arrancó una oreja cuando podría haberle quitado las moscas y nadie habría protestado.

FICHA DEL FESTEJO:

Dos toros, para rejones, de Los Espartales y cuatro de Gavira, nobles y sosos los lidiados a caballo y justos de raza los de la lidia de a pie.

El rejoneador Diego Ventura: un rejón entero algo trasero (dos orejas); rejón entero arriba (dos orejas).

Aníbal Ruiz, de verde hoja y oro: estocada casi entera atravesada (oreja); pinchazo y estocada atravesada (oreja).

Sebastián Castella, de tabaco y oro: estocada algo trasera y desprendida (oreja); media estocada y dos descabellos (oreja).

Los tres salieron a hombros de una plaza que registró menos de media entrada de público.

EFE

jcs/pa/fp

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