Moscú, 25 jul (EFE).- Rusia está dispuesta a entrar en los Juegos Olímpicos de París 2024 por 'la puerta de atrás'. Es decir, sin himno ni bandera. Eso sí, no aceptará la imposición de que sus deportistas firmen declaraciones políticas contra la guerra en Ucrania.
"Esa es una línea roja. No firmarán ninguna declaración. Bajo esas condiciones, nuestros deportistas no participarán en competiciones internacionales", dijo el ministro de Deportes ruso, Oleg Matitsin, ante la Duma o cámara de diputados.
La reciente negativa del Comité Olímpico Internacional (COI) a invitar a rusos y también bielorrusos a participar en los Juegos de Verano no inquieta a Moscú, consciente de que un año es mucho tiempo, inclusive con una guerra de por medio.
De hecho, el Kremlin no se plantea en ningún caso boicotear los Juegos Olímpicos, algo que su hizo la URSS en Los Ángeles 84 tras el boicot occidental de Moscú 80.
RUSIA QUIERE QUE LA PISTA DICTE SENTENCIA
Rusia puede estar cada vez más aislada a ojos de las cancillerías occidentales, pero la realidad es que los deportistas rusos están participando activamente en los torneos de clasificación.
Con la venia del COI, que ha cedido la responsabilidad a las federaciones internacionales, los rusos participaron recientemente en calidad de neutrales en los Mundiales de judo (Catar) y taekwondo (Azerbaiyán).
Lo mismo ocurrió en el Europeo de esgrima celebrado en Bulgaria, adonde fue trasladado el torneo tras la negativa de Polonia de conceder visados a los deportistas rusos y bielorrusos.
Moscú denuncia públicamente la discriminación de sus deportistas, pero no oculta su satisfacción por la actual resistencia del COI a las presiones de los Gobiernos occidentales, incluido el ucraniano.
Si el tenis y el ciclismo nunca marginaron a los rusos, igual que la lucha o el tenis de mesa, entre otros, la gimnasia también les abrió la pasada semana sus puertas, aunque sólo podrán regresar a la competición a principios de 2024.
EL ATLETISMO NO DA EL BRAZO A TORCER
El que no da su brazo a torcer es el atletismo, que ya sancionó a Rusia en su momento por el dopaje de Estado. El presidente de World Athletics, Sebastian Coe, ha elegido bando y no parece que los rusos puedan dar la vuelta olímpica.
Donde no tienen ninguna opción es en halterofilia, modalidad en la que los rusos ya habían sido sancionados en numerosas ocasiones en los últimos años por consumo de sustancias prohibidas. Ningún levantador ruso compitió en junio en el Grand Prix de La Habana, indispensable para luchar por una medalla en París.
Persisten las dudas en boxeo, natación, waterpolo, saltos de trampolín y natación sincronizada, disciplina esta última monopolizada desde hace años por las rusas. Mientras, lo rusos sí parece que tendrán opciones en piragüismo y remo.
Por su parte, el COI tampoco está dispuesto a revisar su decisión de impedir la participación de rusos y bielorrusos en deportes de equipo, un duro revés para los rusos, especialmente en voleibol y balonmano femeninos.
En cuanto a los atletas rusos que se han perdido los torneos clasificatorios debido a la guerra, el COI aseguró que no solicitará a las federaciones internacionales que adapten sus torneos para dar cabida a rusos y bielorrusos.
ALTERNATIVA ASIÁTICA
Rusia tiene una alternativa. Los Juegos de Asia que se celebrarán del 23 de septiembre al 8 de octubre en la ciudad china de Hangzhou.
La federación asiática ha dado permiso a medio millar de deportistas rusos y bielorrusos a participar en dichos Juegos, algo que el COI también ve con buenos ojos.
Rusos y bielorrusos no pueden optar a medallas ni participar en las competiciones por equipos, pero sí podrían teóricamente lograr una marca mínima que les permitiría acudir dentro de un año a la capital francesa.
A falta de dos meses para dichos Juegos, Moscú aún no ha confirmado que haya aceptado la invitación y vaya a enviar una delegación a China.
Mientras, el presidente ruso, Vladímir Putin, que es bien conocido por el jefe del COI, Thomas Bach, mantiene un riguroso silencio, aunque es bien conocida su postura contra lo que llama "politización del deporte".