Vingegaard sentencia el Tour de Francia en Courchevel y Carlos Rodríguez se aleja del podio

El danés da el golpe definitivo en el terrible Col de la Loze, donde Pogacar se hundió tras sufrir una pájara que le deja ya a 7m35s del liderato. El español tiene cada vez más difícil el tercer puesto

Guardar
Vingegaard, al cruzar la línea de meta en la etapa del Tour celebrada este miércoles.
Vingegaard, al cruzar la línea de meta en la etapa del Tour celebrada este miércoles.

El austríaco Felix Gall (Ag2r) se convirtió en un auténtico supermán al aterrizar en la meta del altipuerto de Courchevel como vencedor de la decimoséptima etapa disputada entre Saint Gervais Mont Blanc y Courchevel, de 165,7 km. Allí, Jonas Vingegaard sentenció el Tour fulminando a Pogacar en el terrible Col de la Loze, justo donde Carlos Rodríguez se despidió del podio.

Dos hombres felices en meta, aunque agotados por un terrible final en una pendiente del 17 por ciento. Por una parte, el ganador de la etapa reina, Felix Gall (Nubdorf Debant, 25 años), quien no daba crédito al estreno de su palmarés en el Tour, y además en solitario, haciendo buena la fuga del día. Por otra, Jonas Vingegaard, quien divisó París desde la cumbre de Courchevel. El danés, intratable, acabó con todas las opciones de Pogacar, quien agarró una “pájara” faraónica.

Gall entró en meta con un tiempo de 4h.49.08, a una media de 34,41 km/hora, seguido de Simon Yates a 34 segundos, un enorme Pello Bilbao tercero a 1:38 minutos y Vingegaard, haciendo eses, exhausto, a 1:52, pero con el Tour ya en el bolsillo. El danés, sin rivales directos a 4 km de la cima de la Loze, hizo otro destrozo potente, definitivo.

El defensor del título endosó 5:45 minutos a Pogacar y le aleja en la general a 7:35. Varapalo para el esloveno. “Estoy muerto”, le dijo al director en La Loze, y llegó a meta “decepcionado, completamente vacío”. Aún con esa diferencia, el líder no se fía de su rival. “Pogacar nunca se rinde, pero sí, estoy aliviado porque tengo una ventaja formidable”, dijo el líder.

Te puede interesar: La Justicia andaluza confirma la condena a cuatro años de cárcel al futbolista Santi Mina

El ataque de Vingegaard tuvo repercusión en otros sectores de la clasificación. Puso en apuros a Carlos Rodríguez y el español, en su duelo con Adam Yates por el tercer escalón del podio, salió escaldado. El británico le superó en 1:10 en meta y le separa en la general en 1:16. A su vez le amenaza Simon Yates, quinto a 19 segundos del granadino, e incluso Pello Bilbao, a 49s.

Pello Bilbao se apunta a la fuga

Después del baño de Vingegaard a Pogacar en la crono, la etapa reina con 5.100 metros de desnivel presentaba una oportunidad para que los leones heridos devolvieran los zarpazos recibidos. Tanto Pogacar como Carlos Rodríguez avisaron tras el disgusto cronometrado que las cosas “no se iban a quedar así”.

El doble ganador del Tour no quería despedirse de las opciones al maillot amarillo, ni el debutante español del tercer puesto. Tenían una oportunidad en escenario complicado, con cuatro puertos, el último de ellos el Col de la Loze (Especial, 28 km al 6 por ciento), el techo del Tour (2.304 metros).

Felix Gall celebra su victoria en la etapa 17 del Tour.
Felix Gall celebra su victoria en la etapa 17 del Tour.

De salida muchos nervios por coger la escapada, los hombres de Pogacar inquietos y los del Jumbo en alerta. El esloveno probó otra dosis de infortunio con una caída sin consecuencias al pie del Col des Saisies. Mala forma de comenzar su remontada. Pero restaba mucha etapa.

Se formó la fuga, numerosa, con 34 hombres, entre ellos Pello Bilbao y Simon Yates, los mejor clasificados a más de 13 minutos, y Ciccone, ocupado en reforzar el jersey de la montaña puntuando en cabeza los tres primeros puertos, Saisies, Cormet de Roselend y Longefoy. El pelotón controlado por el Jumbo vivía sin sobresaltos a 3 minutos.

Pogacar, “muerto” en la Loze

El Col de la Loze (Especial, 28,1 km al 6% y últimos 6 km a más del 10) se convirtió en un campo de batalla donde las víctimas iban cayendo por eliminación, por puro desgaste. En la fuga se despegó Felix Gall, perseguido por Simon Yates.

El austríaco daba la impresión de venirse abajo, pero eso fue un espejismo. Subió 6 km en solitario, bajó luego jugándose el tipo y se presentó en el aeródromo de Courchevel en agonía pura, como todos. Pero tuvo fuerzas para firmar la hazaña. Su estreno en el Tour y la segunda en su palmarés, ya que ganó una etapa en la Vuelta a Suiza.

Te puede interesar: Carlos Rodríguez, a punto de rematar el mejor Tour de Francia para España desde 2015

En el grupo noble empezó la subida el Ineos con la carta de Carlos Rodríguez por el podio. El ritmo puso en evidencia a Pogacar, quien desde pronto iba vacío, en apuros. "Voy muerto", dijo, y desde el coche del UAE las órdenes fueron precisas: "Sube a tu ritmo, quédate con Soler y que Adam Yates se vaya a por el podio".

Planes nuevos. Caras significativas. A 8,5 de la cima, Pogacar empezó a sufrir la “pájara " más grande de su vida. Oliendo sangre, Vingegaard arrancó a 5,5, con margen para ir abriendo diferencias abismales. En la cumbre donde ganó Supermán López en 2020, el danés ya le metía 5 minutos a Pogacar y Yates ganaba la partida a Rodríguez.

En la bajada la moral puso alas en el maillot amarillo de Vingegaard, quien se juntó con Bilbao y Gaudu. El líder hizo el desgaste, y el español se aprovechó para su fabuloso tercer puesto en meta. Normal. Todos salieron ganando.

Tadej Pogacar durante la etapa.
Tadej Pogacar durante la etapa.

En Courchevel las escenas de llegada fueron agónicas. Corredores haciendo eses para llegar, el ganador sin fuerzas para levantar los brazos, y otros abatidos. Solo Vingegaard era especialmente feliz. Hasta París paseo triunfal. En la cima donde Alejandro Valverde ganó en 2005 su primera etapa en el Tour, el danés encargó su segundo maillot amarillo.

Este jueves la decimoctava etapa se aleja de los Alpes con una etapa llana propicia para los esprinters, de 184,9 km entre Moûtiers y Bourg-En Bresse. Jornada de transición para los hombres de la general y penúltima ocasión clara para los velocistas antes de llegar a París.

*Texto elaborado por Carlos de Torres, de EFE

Seguir leyendo:

Guardar