China prevé tener 300 satélites en órbita terrestre muy baja para 2030

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Pekín, 13 jul (EFE).- China anunció este miércoles sus planes de establecer para 2030 una constelación de 300 satélites en la órbita terrestre muy baja (VLEO, por sus siglas en inglés) que ofrecerá servicios de comunicación y observación remota de gran velocidad, recoge el diario local Global Times.

El diseñador de la estatal Academia Segunda de la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China (CASIC) Zhang Nan explicó al rotativo que "aunque la operación a largo plazo en la órbita terrestre muy baja supone muchos desafíos técnicos, también ofrece ventajas como un menor coste, un menor retraso en la transmisión y una mayor resolución por observar desde una distancia menor".

La VLEO se refiere a órbitas que están por debajo de los 300 kilómetros, en comparación con las órbitas tradicionales de los satélites, y se trata de un entorno en el que las operaciones son más complejas porque se requiere compensar el mayor deterioro que sufren los equipos por la mayor resistencia atmosférica a dicha altura.

La tecnología VLEO podría ayudar a reducir el peso del equipamiento del satélite en un 50 % manteniendo la misma resolución, indicó Zhang.

Según el plan general publicado por la CASIC este miércoles durante un foro aeroespacial celebrado en Wuhan (centro), el primer satélite se pondrá en órbita en diciembre de este año y, para 2024, se lanzarán otros nueve satélites que formarán una plataforma pública para demostrar la capacidad del sistema a los usuarios comerciales.

Para 2030, se habrán lanzado al espacio 300 satélites, indicó el organismo.

La CASIC detalló algunos supuestos en los que la nueva constelación resultaría útil, como el apoyo a rescates de emergencia y asistencia tras desastres naturales, mediante la captura rápida de imágenes de las áreas afectadas en 15 minutos.

China ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha conseguido alunizar la sonda Chang'e 4 en la cara oculta de la Luna -primera vez que se logra- y llegar por primera vez a Marte, convirtiéndose en el tercer país -tras Estados Unidos y la extinta Unión Soviética- en "amartizar".

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