La estimulación cerebral profunda beneficia a largo plazo a pacientes con depresión

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Barcelona, 28 jun. La estimulación cerebral profunda ha demostrado beneficios a largo plazo en pacientes con depresión resistente al tratamiento convencional, según un estudio del Instituto de Investigación del Hospital Sant Pau (IIB Sant Pau).

El estudio, que publica la revista 'The Journal of Clinical Psychiatry', ha analizado la serie de pacientes más larga de Europa para demostrar que esta técnica de neuromodulación quirúrgica es eficaz y segura a largo plazo, beneficiando a más de la mitad de los casos.

El Hospital de Sant Pau, pionero en Europa en esta técnica, que actualmente se ofrece como alternativa de uso compasivo a los pacientes más graves que no han mostrado respuesta a ningún otro tratamiento, ha demostrado que la estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado (SCG-DBS, por sus siglas en inglés) ofrece beneficios significativos y duraderos para tratar la depresión.

Los psiquiatras del Hospital de Sant Pau Javier de Diego y Dolors Puigdemont, investigadores del grupo de Salud Mental en el IIB Sant Pau, han explicado que los resultados de esta investigación apoyan la idea de que esta intervención quirúrgica podría ser una alternativa eficaz para los pacientes que sufren formas de depresión mayor grave y que han dejado de responder a otros tratamientos convencionales.

La estimulación cerebral profunda es una técnica que consiste en implantar unos electrodos ultrafinos en el cerebro conectados a unos pequeños cables que van por debajo de la piel y llegan hasta un neuroestimulador -similar a un marcapasos- y que normalmente se aloja en la región pectoral o abdominal.

Este neuroestimulador genera unos impulsos eléctricos cuyos parámetros pueden ser modificados mediante un mando externo hasta observar la respuesta deseada.

"La corteza subcallosa cingulada es una región cerebral clave en depresión. Las evidencias sugieren que la modulación de la actividad eléctrica en esta región mediante la estimulación profunda, puede restablecer el funcionamiento de circuitos cerebrales que son claves en la persistencia de estos cuadros depresivos más graves y refractarios", ha concretado De Diego.

El psiquiatra ha recordado que los tratamientos convencionales dan buenos resultados en general, pero entre un 15 y un 20 % de los enfermos no responden adecuadamente y tienden a la cronicidad.

"En estos casos, además de asociar el tratamiento farmacológico con el psicoterapéutico, tenemos la opción de estrategias de combinación o potenciación con fármacos y moléculas que actúan con mecanismos de acción diferentes", ha detallado el psiquiatra.

"Incluso podemos -ha añadido- optar por intervenciones como la terapia electroconvulsiva, dirigida a los casos más graves. Pero existe un pequeño subgrupo de pacientes más graves que no las toleran o dejan de responder a estas estrategias, con recurrencias y frecuentes hospitalizaciones, o bien un curso crónico persistente. En estos casos, la estimulación cerebral profunda puede ser una alternativa muy esperanzadora".

El estudio ha analizado datos de dieciséis pacientes con depresión mayor resistente que recibieron estimulación cerebral profunda del giro subcalloso cingulado de forma crónica durante un período de hasta 11 años, desde enero de 2008 hasta junio de 2019.

Los investigadores recopilaron datos demográficos, clínicos y del funcionamiento general antes de la cirugía y durante el seguimiento.

Uno de los aspectos más destacados, según De Diego, es que los pacientes mostraron mejoras clínicas sostenidas tras la intervención y una significativa disminución de los síntomas depresivos a lo largo del tiempo.

Según el psiquiatra, "hasta un 75 % de los pacientes respondieron al tratamiento y un 50 % pudieron alcanzar finalmente la remisión, es decir, una reducción de los síntomas por debajo del umbral considerado patológico, aunque no todo el mundo podía conseguir una recuperación funcional completa".

"Las repercusiones de un cuadro depresivo crónico grave son muy acusadas desde el punto de vista personal, social y laboral, y les condena en muchos casos a una vida limitada y de aislamiento durante años", ha resaltado Puigdemont.

"Disminuir la frecuencia de las recurrencias depresivas o atenuar la intensidad de los síntomas son ya hitos muy relevantes para estas personas y en nuestra muestra el 40% de los pacientes intervenidos alcanzaron niveles de recuperación funcional satisfactorios, pueden volver a disfrutar de su ocio o de su vida social y familiar, en algunos casos como antes del inicio de la enfermedad", ha aseverado la doctora.

Según los investigadores, los efectos no son inmediatos, pero suelen ser percibidos a lo largo de los primeros meses, en concreto el 55 % de los pacientes lograron su remisión en una media de 139 días después de la intervención quirúrgica. EFE

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