Una comunidad nómada acampa sus caravanas en un aeródromo y hay niños y gallinas en la pista: “El olor es insoportable”

El alcalde ha denunciado para su desalojo, que no llegará antes de que ya se hayan marchado. La zona habilitada para estas personas se encuentra junto a un vertedero

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Aeródromo de Houtaud, en Francia.
Aeródromo de Houtaud, en Francia.

Unas 120 caravanas llevan acampadas frente al aeródromo de Houtaud, pueblo al este de Francia, desde el domingo. La localidad tiene un área habilitada para estos vehículos, próxima al vertedero, un refugio de animales y un matadero, algo que a los nuevos vecinos nómadas les parece insalubre: “Hay momentos del día en los que el olor es insoportable”. Además, es pequeña, y las familias deberían separarse en dos. No están por la labor de marcharse, por lo que el alcalde, Damien Guyot, ha presentado una orden de desalojo por ocupación ilegal.

Sobre el terreno juegan niños y hay gallos y gallinas, relata el medio local Ici Besançon. Aseguran que se retirarán, así como toda la basura que están acumulando, una vez se marchen, algo que tienen previsto este próximo domingo, 22 de junio. Dicen también que pagarán todas las facturas de agua y electricidad, tras haberse conectado también de forma irregular. Están instalados ante un club de vuelo, y las autoridades han tenido que poner contrarreloj barreras para impedir que sobre todo los menores puedan acceder a las pistas.

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Con todo, el responsable de la instalación, Steve Derrien, denuncia que se han producido “intrusiones en la pista”, con patinetes, “lo que crea un problema de seguridad”. El alcalde dice sentir “impotencia”. “Cuando solicitaron venir a instalarse -revela-, anunciaron 100 vehículos. El área está dimensionada para esta cantidad, pero finalmente anunciaron 120. Usan el pretexto de que el área es demasiado pequeña para poder instalarse. Tenemos una sensación de impotencia y de estar ante un hecho consumado”. La ley obliga a los municipios de más de 5.000 habitantes a tener zonas de recepción.

Campo de fútbol de Anthon,
Campo de fútbol de Anthon, en Francia.

Viviendo en el campo de fútbol municipal

Esta misma semana se ha conocido un caso similar en una localidad también próxima a la frontera con Suiza. Anthon no llega a esos 5.000 habitantes, pero una comunidad ha acampado igualmente. Su alcalde ha sufrido de hecho lesiones tratando de evitarlo. Las caravanas han ocupado el campo de fútbol municipal, detalló Le Figaro. El regidor recibió la llamada de un vecino, que le informó de la llegada de un convoy. El ayuntamiento había actuado para que no volviera a ocurrir, colocando bloques de hormigón. Sin embargo, los dueños de las caravanas se quisieron colar por el único hueco posible.

El alcalde puso su cuerpo como escudo. Si querían pasar, sería por encima de él. “Me tumbé delante de ellos”. El funcionario, de apenas 32 años, avisó a otros funcionarios y a la policía, pero hasta que llegaban, estaba solo. Hostiles, los visitantes empezaron con empujones. “Me rodearon cuatro o cinco personas. Forcejeaba, caía al suelo”. En una de las veces que dio contra el suelo, se torció la muñeca y se hizo un corte en la mano. Ya solo por las secuelas físicas -también sufre “impacto emocional”-, la más grave, contusiones en las costillas-, le han prescrito 15 días de incapacidad laboral total.

Comunidad nómada en Loché-sur-Indrois, en
Comunidad nómada en Loché-sur-Indrois, en Francia.

“Quitaremos las piedras y entraremos”

También hubo problemas en Loché-sur-Indrois (centro), de apenas 481 habitantes, que libró una batalla entre las autoridades y vecinos locales y las comunidades nómadas. Su alcalde decidió invertir 20.000 euros del presupuesto municipal en proteger los accesos a un área de recreo y el prado comunal, lugares que tradicionalmente han atraído a estas comunidades, especialmente en los meses de verano, cuando buscan refugio bajo la sombra de sus árboles. Se colocaron grandes piedras, pero igualmente se presentaron entre 60 y 80 caravanas: “Quitaremos las piedras y entraremos”, amenazaron.

Un portavoz de los llegados expresó a los medios locales que las alternativas que proporcionan los ayuntamientos son zonas muy pequeñas y comúnmente situadas cerca de instalaciones no deseadas, como vertederos y estaciones depuradoras, haciéndolas poco habitables debido a los olores y la falta de sombra.